Abriendo las grandes alamedas

x Atilio Borón

Pasó casi medio siglo. En el medio una atroz dictadura que torturó, mató, desapareció y exilió a cientos de miles de chilenas y chilenos. Aparte saqueó el país y enriqueció a los jerarcas del régimen, comenzando por el propio Augusto Pinochet y familia.

Luego, con el retorno de la “democracia” -en realidad, un muy bien montado simulacro, con todas las formas, pompas y circunstancias de aquella, pero huérfano de sustancia real- transcurrirían largos treinta años en donde germinó con fuerza la semilla maldita sembrada por el dictador y sus compinches. Sus frutos fueron una sociedad tremendamente desigual, que además rompió sus tradicionales lazos solidarios y se entregó al espejismo resumido en la fórmula acuñada por el régimen: la ciudadanía es el consumo. En otras palabras, el triunfo de la “antipolítica” y, por extensión, la obsolescencia de toda forma de acción colectiva. 

A lo anterior se le agregó el saqueo de las riquezas del país y su transferencia a poderosas oligarquías empresariales, el incondicional alineamiento de Chile a Washington, escandalosamente representado por ese fotografía de Sebastián Piñera en la Casa Blanca donde hacía coincidir la estrella de la bandera chilena con las cincuenta del pabellón imperial, graficando la aspiración de la elite de su país de convertirse en una colonia de EEUU. Treinta años en donde lo que hubo fue continuidad y no ruptura entre el pinochetismo y el régimen sucesor, lo que daba al traste cualquier pretensión de hablar seriamente de una “transición democrática.”

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Chile. La esperanza le ganó al miedo

x Ollantay Itzamná

El pasado domingo, 19 de diciembre, más de 8 millones de chilenos acudieron a las urnas, en un histórico día, para elegir a su nuevo gobernante.

El país geográficamente más sureño del Continente de Abya Yala, pero el más neoliberalizado de la región, tenía únicamente una vía de salida: Gabriel Boric, del movimiento progresista Apruebo Dignidad. El radicalismo suicida de Kast, del Partido Liberal, después del nefasto experimento actual con Jair Bolsonaro en Brasil, no era ninguna salida.

El electo Presidente de Chile, proveniente de Magallanes, de la punta más sureña de Abya Yala, en su primer mensaje celebrativo no oficial ante sus miles de seguidores dijo: “La esperanza le ganó al miedo”, refiriéndose a la capacidad de los pueblos de Chile de sobreponerse a la sistemática “infotoxicación anticomunista” mediática.

El sistema neoliberal que se implantó en Abya Yala, hace más de medio siglo atrás, en y desde Chile, se consolidó, y aún se mantiene en algunos países, gracias a la manipulación de los “miedos y deseos” populares por parte de los agentes neoliberales, desde los medios de desinformación hegemónicos. Y, precisamente ese ejército continental y mundial de medios corporativos perdió una importante batalla en Chile.

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Libro. La vía chilena al socialismo 50 años después. Tomo II. Memoria

x Varios Autores

El gobierno de Salvador Allende fue una fiesta, provocada por las transformaciones operadas por la Unidad Popular. Las principales de ellas fueron la estatización de la banca; la nacionalización del cobre; la creación del área de propiedad social; la intensificación de la reforma agraria; el desarrollo del poder popular a nivel municipal, a través de los llamados Comandos Comunales y Cordones Industriales; la creación de las Juntas de Abastecimiento y Precios (JAP) para combatir el desabastecimiento; y la participación de los trabajadores en la gestión de empresas públicas.

En resumen, fue una fiesta porque intentó el tránsito del capitalismo al socialismo por la vía pacífica e institucional; un intento original, pues en casi todos los otros intentos hubo un componente armado. Pero fue una fiesta interrumpida. La alegría que se expresó, por ejemplo, en la gran marcha popular del 4 de septiembre de 1973 se transformó en melancolía pocos días después.

Eso ocurrió debido a la guerra declarada por la oposición. Algunas de las múltiples expresiones de esa guerra fueron el paro camionero de octubre de 1972 y el alzamiento militar del 29 de junio de 1973. El primero duró un mes y buscó generar un caos que obligara al gobierno de Allende a renunciar. El segundo constituyó una especie de ensayo del golpe de Estado, el cual fracasa porque no logra movilizar más fuerzas, por lo que es resuelto en la tarde del mismo día.

Finalmente, el 11 de septiembre tiene lugar el golpe. Ese día en la mañana, Allende realiza su último discurso en el cual habla de las grandes avenidas donde transitará en el futuro el hombre nuevo.

También informa que solo muerto dejará La Moneda. Después de una mañana de lucha, Allende entra para siempre en la historia. Se une a Balmaceda y Recabarren, los grandes suicidas de la historia de Chile. Pero Allende no solo fue un héroe cívico, también fue un gran estadista, que protagoniza el gobierno más democrático de la historia de Chile.
¿Por qué el gobierno de Salvador Allende debe ser recordado hoy, cincuenta años después de la elección del 4 de septiembre de 1970?

Debe ser recordado por lo que fue ese gobierno y también por lo que representa la figura del presidente.
El novelista Hernán Valdes en su libro A partir del fin le hace decir al protagonista: “¿Allende, por qué nos has abandonado cuando eras nuestro padre? La paternidad de Allende se debe por ser el principal impulsor de la “revolución con empanadas y vino tinto”. O sea, de un proceso donde se busca que los sectores populares sean los protagonistas. Por eso, Salvador Allende y la Unidad Popular siguen vigentes hoy pese a la derrota y a los errores cometidos. Porque un proceso de ese tipo no se ha vuelto a repetir.

Todo esto se puede ver en el libro que ustedes leerán a continuación.

Enlace de descarga: La vía chilena al socialismo. 50 años después

La disputa por el litio

Punto Final

En 1998 el precio de la tonelada de litio alcanzaba los 1.770 dólares; en 2009, superaba los 6.000 dólares; hoy, se empina por sobre los 7.600 dólares y sigue subiendo. En 2008, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, USGG, se produjeron en el mundo 27.400 toneladas de litio; en 2015, se llegó a las 32.500 toneladas y se espera que en 2020 se alcancen 60.000. El mismo USGG afirma que las reservas mundiales son cerca de 10 millones de toneladas y que más del 80 por ciento están en Chile, Bolivia y Argentina.

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