IEMS: un proyecto en peligro ¡Prepa sí!, ¡cárcel no!

x OLEP/Fragua

“¡PREPA SÍ!, ¡CÁRCEL NO!”, ése fue el grito que algunas organizaciones de Iztapalapa emitieron por el año de 1995 cuando tomaron la excárcel de mujeres para que no se construyera un reclusorio de alta seguridad, como lo quería el regente priista del entonces Distrito Federal, Espinosa Villareal. La lucha social de esos vecinos por defender ese predio, que llevaba como quince años abandonado, logró que se instalara una escuela preparatoria de manera provisional con sillas, mesas y techos de lámina y cartón, al que asistieron profesores, jóvenes y adultos para iniciar un proyecto educativo.

Tres años después (1998), el gobierno de la Ciudad de México organizó de manera formal los estudios de esta preparatoria y generó una nueva propuesta educativa. Para el año 2000 se creó el Instituto de Educación Media Superior (IEMS), responsable de 16 planteles mejor conocidos como las “peje prepas”, que iniciaron sus cursos en agosto del 2001. El primer plantel en iniciar fue Iztapalapa, pero se había planeado ya la construcción de otros más en zonas marginadas sin acceso a la educación ni a la cultura.

El IEMS surgió como un modelo innovador, que sigue buscando vincular el aprendizaje con la transformación de la realidad económica, social y cultural vulnerable en la que viven la mayoría de sus alumnos. Los estudiantes son los principales actores de este modelo educativo, son su centro. El proyecto del IEMS busca que sus experiencias sean significativas y les permitan ser independientes, así como que tengan un desarrollo personal, académico y social para la trasformación de su realidad.

Los docentes, otro de los actores en este modelo, quienes construyen su práctica en su quehacer cotidiano, son los que guían a los estudiantes en su proceso formativo para que no sólo adquieran conocimientos que les permitan entrar en el nivel superior, sino que identifiquen problemáticas de su contexto y busquen distintas alternativas de solución, porque la finalidad es que mejoren su entorno social. Por lo que su compromiso es importante y requieren constantemente fortalecer su trabajo académico.

A casi dos décadas de su origen, Silvia Estela Jurado Cuéllar es la directora general, designada por la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, para dirigir a dicho Instituto. Sin embargo, su desconocimiento sobre el modelo educativo del IEMS ha propiciado que los encargados de cada plantel carezcan de un perfil apto para responsabilizarse de cada uno de los 22 planteles que existen en este momento. Tan es así, que pareciera que los funcionarios, encargados de los planteles y del Instituto en general lanzan la consigna al revés: “¡Cárcel sí!, ¡prepa no!”.

He aquí los hechos: las actitudes autoritarias de los distintos encargados de despacho, así como del personal de confianza que recientemente fue contratado sin que exista su puesto dentro del organigrama del Instituto, con la contradicción de que no hay dinero para docentes que requieren las prepas, pero para ellos sí.

La falta de sensibilidad de éstos para con los jóvenes y sus situaciones de vida se expresa cuando dan de baja administrativa a muchos de ellos, en vez de ayudar a que continúen con sus estudios, yendo así en contra del fin primordial del Instituto: dar educación media superior para más jóvenes.

La prepotencia de ese nuevo personal de confianza, que en muchos casos ni licenciatura tiene, es evidente, así como los castigos sin fundamento pedagógico alguno a los estudiantes, la violación a los derechos laborales de todos los trabajadores del IEMS y la represión a los docentes por criticar el mal manejo que hacen del modelo educativo, entre otras cosas.

Todo esto demuestra que el equipo de Silvia Jurado no solamente no conoce el modelo, sino que pareciera buscar terminar con él en favor de la efectividad de los números, para presumir en encuestas a miles de egresados sin calidad y sin futuro, tratando de convertir la educación que se imparte en el IEMS en “mercantilista, clasista, burocrática, que sólo reproduce los mismos esquemas que generan marginación y pobreza”, características que no eran propias de este modelo, como lo estableció Pérez Rocha, creador del modelo del IEMS.

Hoy a quien se manifiesta y lucha por sus derechos laborales, contra el acoso o por mejorar las condiciones de los planteles, se les señala y reprime, como el caso de las profesoras y administrativas del plantel Azcapotzalco “Melchor Ocampo”, donde el encargado de despacho, Daniel Castro García, ordenó a los policías y a uno de sus empleados de confianza evitar que las trabajadoras de la educación expresaran su descontento.

El constante golpeteo que ha tenido el IEMS es más visible: la enseñanza para transformar la realidad ya no es prioridad, nunca tienen presupuesto para atender sus necesidades; se sigue violentando el contrato colectivo de trabajo; no hay iniciativa para resolver problemas como la falta de profesores, algo gravísimo para cualquier institución educativa, pero no para el Instituto, donde parece ser un uso y costumbre más que repercute de manera significativa en el aprendizaje de los jóvenes; sin mencionar la situación de inestabilidad laboral en que desarrollan su trabajo los profesores del semiescolarizado o los trabajadores de intendencia, pues las autoridades repiten y repiten que darán bases y trabajos dignos, pero en los hechos no hacen más que decir palabras para endulzar el oído y desmovilizar.

¿Habrá quedado muy lejos el modelo crítico, científico y humanístico? El personal de la corrupta Silvia Estela Jurado Cuéllar reprime, acosa y solapa. Creíamos que todo cambiaría y que las “peje prepas” se fortalecerían, ¿o seguimos en el neoliberalismo?

Como parte de la comunidad del IEMS nos preocupa que los funcionarios sigan este camino, sobre todo cuando anuncian otro sistema de educación en la CDMX. Todo parece que, voluntaria o involuntariamente, están acabando con el modelo y perpetuando las formas más descompuestas del neoliberalismo.

Es tiempo de organizarnos, de luchar, no sólo como estudiantes o como trabajadores, sino como un todo que defienda las preparatorias del IEMS y su modelo, como una comunidad que construya en conjunto para el bien del pueblo. Recordemos que el Instituto se originó por una lucha social, para mejorar la vida del pueblo y obtener verdadera dignidad. Como dicen por ahí: “aún no es tarde”, pongamos manos a la obra y construyamos un IEMS verdaderamente científico, crítico y humanístico.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección Lucha Popular del No. 52 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Abril, 2020.

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