Turquía. El golpe no falló, ha sido un éxito total
El rápido fracaso de la asonada militar en Turquía ha llevado a considerarla un golpe de estado fallido cuando ha ocurrido todo lo contrario. Transcurrido casi un mes desde la asonada, algo evidente puede concluirse. Contrariamente a lo que se ha creído, el golpe de estado no fracasó: ha sido un éxito absoluto y todos sus objetivos han ido siendo alcanzados a lo largo de estas semanas por el promotor del golpe, el presidente Recep Tayyip Erdogán, a quien sería preciso felicitarlo por su audaz y exitosa jugada. Para alguien modestamente enterado de la dinámica de un golpe de estado militar –de los de verdad-, sobre todo cuando el ejército golpista tiene una vasta experiencia –caso de Turquía-, nada encajaba en la asonada militar. De entrada, los golpistas no buscaron capturar al presidente, sino que éste voló, tranquilamente, del balneario donde estaba ¿descansando? hasta el aeropuerto de Estambul el cual, cosa curiosa, no había sido tomado por los golpistas. Éstos cañonearon el Parlamento, donde no había nadie, pero fueron incapaces de controlar la televisión estatal, a la que llegó –milagros de Alá- un mensaje por teléfono móvil de Erdogán, que fue retransmitido de inmediato (los militares se habían retirado). Un ejército que posee más de 3,700 tanques sacó unos cuantos a la calle que ‘la multitud’ dominó tan fácilmente que los soldados parecían instruidos no para luchar, sino para rendirse. Más que asonada, payasada.