El diabólico propósito «neocón»

x Rodolfo Bueno

La línea política «Neocon» está dispuesta a todo con tal de mantener ‎la supremacía de EE.U,U sobre el resto del mundo. Para ello, en los últimos 30 años ha orquestado guerras que han enlutado el planeta.

El Presidente Biden no cuenta con información precisa y actualizada que le permita concluir que Rusia prepara una agresión nuclear a gran escala, declaró John Kirby, portavoz del Departamento de Defensa de EE.UU. Se refería a que Biden dijo: “No hemos enfrentado la posibilidad del Armagedón desde Kennedy y la crisis de los misiles en Cuba, tenemos una amenaza directa del uso de armas nucleares si, de hecho, las cosas continúan por el camino que han ido… Putin no bromea cuando habla del uso de armas nucleares tácticas o de armas biológicas o químicas”.

Según Jonh Kirby, este comentario no se basó en alguna información o en indicios de que Putin hubiera tomado dicha decisión y no se conoce que Rusia hubiera decidido utilizar armas nucleares ni algo que haga al Pentágono reconsiderar su postura nuclear estratégica; tal vez, intentaba apaciguar la histeria desatada en el mundo occidental luego de escuchar las palabras de Biden.

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¿Por qué Biden libra una auténtica guerra de chips contra China?

x Marc Vandepitte, Jan Jonckheere

Recientemente Estados Unidos ha identificado a China como su principal enemigo y trata de frustrar su ascenso económico y tecnológico. Los chips desempeñan un papel fundamental, ya que son la columna vertebral de las capacidades económicas y militares en la era digital. Es muy dudoso que Estados Unidos tenga éxito con esta táctica.

La clave del futuro

La tecnología es la clave del futuro. Por un lado, es la base del poder militar y, por otro, de la productividad económica y la posición competitiva en el mercado mundial.

Hasta hace poco Estados Unidos mantenía una posición dominante e inexpugnable en ambos ámbitos. La Casa Blanca quiere mantener ese monopolio a toda costa, pero el ascenso de China amenaza con ponerle fin.

Según el asesor presidencial de seguridad de Estados Unidos Sullivan, «nos enfrentamos a un competidor que está decidido a superar el liderazgo tecnológico de Estados Unidos y está dispuesto a dedicar recursos casi ilimitados a ese objetivo».

Por lo tanto, Estados Unidos ha identificado a la República Popular China como su principal enemigo y trata de frustrar el ascenso económico y tecnológico de este gigante asiático.

Guerra por los chips

Sobre todo los semiconductores y en particular los chips (1) están en la mira. Es lógico, porque en el futuro, la supremacía geopolítica probablemente dependerá cada vez más de los chips informáticos. Los chips son circuitos integrados que en la practica forman el sistema nervioso de todos los dispositivos electrónicos.

Foto: Un chip (PIXNIO/CCO]

Hasta el siglo pasado el poder de ataque militar se basaba en las armas de fuego, los buques de guerra, los aviones de combate o los misiles (nucleares). En la era digital los chips son la columna vertebral de las capacidades económicas y militares.

Según James Mulvenon, un experto en ciberseguridad china, «el Pentágono ha decidido que los chips son la colina en la que está dispuesto a morir. La industria de los chips es la última en la que Estados Unidos es líder y es la industria sobre la que se construye todo lo demás».

A principios de octubre de 2022 la Casa Blanca pasó de las palabras a los hechos. El gobierno de Biden introdujo amplios controles de exportación que obstaculizarán gravemente los intentos de las empresas chinas de obtener o fabricar chips informáticos avanzados.

Foto: Semiconductores (Flickr / CC BY 2.0)

Bajo el gobierno Trump las empresas estadounidenses ya no podían vender chips a Huawei. Biden ha ampliado ahora esas restricciones comerciales a más de 40 empresas chinas, incluidos varios fabricantes de chips. La nueva medida prohíbe a cualquier empresa estadounidense o no estadounidense suministrar a esas empresas chinas hardware o software cuya cadena de suministro incluya tecnología estadounidense.

Las restricciones a la exportación no solo se dirigen a las aplicaciones militares, sino que intentan bloquear por todos los medios el desarrollo del poder tecnológico de China. La estrategia consiste en aislar a China del resto del mundo en las cadenas de suministro de chips para negarle la oportunidad de desarrollar su propia industria de chips en el ámbito nacional.

Paul Triolo, experto en China y en tecnología, califica esta nueva medida de «punto de inflexión importante» en las relaciones entre Estados Unidos y China. «Estados Unidos ha declarado esencialmente la guerra a la capacidad de China para promover el uso de la informática de alto rendimiento con fines económicos y de seguridad».

Al mismo tiempo, Estados Unidos está haciendo todo lo posible para aumentar su ventaja tecnológica. Por ejemplo, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca acaba de publicar un documento de 47 páginas titulado Estrategia nacional para la fabricación avanzada que contiene 11 objetivos estratégicos para aumentar la competitividad de Estados Unidos en materia de chips.

Al margen de la geopolítica, la industria de los chips también es un gran negocio. La capitalización bursátil de las mayores empresas de chips que cotizan en bolsa supera ya los 4.000 billones de dólares. China gasta más en las importaciones de chips de ordenador que en las de petróleo.

En busca de aliados

Aunque a Biden le gusta decir que le encanta colaborar con los aliados, esta guerra por los chips solo emana de Estados Unidos. Los expertos admiten que si otros países siguen abasteciendo a China, las restricciones pueden tener entonces poco efecto. La única consecuencia es que las empresas de chips estadounidenses se pierden el gran mercado chino.

En el pasado Estados Unidos ya había presionado a otros países para que dejaran de suministrar productos de alta tecnología a China. En el caso de los chips, se trató principalmente de Corea del Sur, Japón, Taiwán y los Países Bajos. Con la nueva medida las empresas extranjeras que trabajen con tecnología estadounidense deberán actuar de acuerdo con las restricciones de Estados Unidos. Tienen que solicitar el permiso de Estados Unidos caso por caso.

Por supuesto, esos países no están ansiosos por hacerlo, ya que China es un cliente muy importante, si no el más importante. Samsung, por ejemplo, es el mayor fabricante de chips de memoria del mundo. En parte como consecuencia de la nueva medida, esta empresa surcoreana prevé un 32% menos de ingresos. Queda por ver si estos países buscarán y encontrarán posibles vacíos legales, y en qué medida.

En especial Washington quiere incluir a Taiwán en su estrategia de aislamiento. Taiwán representa el 92% de los chips de gama alta del mundo. Para China las importaciones de Taiwán son de una importancia vital económica y tecnológicamente.

La reciente visita provocativa de Pelosi y otros políticos estadounidenses a Taiwán de Pelosi forma parte a todas luces de esta guerra de chips. A mediados de septiembre el Senado estadounidense aprobó un proyecto de ley que prevé 6,5 billones de dólares en ayuda militar directa a la isla. Washington está aumentando la presión contra China en varios frentes.

¿Posibilidades de éxito?

Los chips son el principal motor de la electrónica. China representa ahora uno 12% de la producción mundial, lo que es absolutamente insuficiente para las necesidades propias. Solo una sexta parte de lo que necesita en chips se produce en el país. Además, por el momento no es capaz de producir chips de última generación. En otras palabras, el país depende en gran medida de las importaciones de chips. Anualmente representa alrededor de 400 billones de dólares. Si ese suministro se ve en peligro, no significaría solo una pérdida económica muy grande, sino que también perjudicaría gravemente el avance tecnológico. En este sentido, los chips representan el talón de Aquiles de la industria china.

Para superar esta dependencia y ponerse al día tecnológicamente China está invirtiendo más que cualquier otro país en esta industria estratégica. El país ya ha hecho grandes progresos en varios ámbitos. Por ejemplo, ha producido con éxito un chip de 7 nanómetros (2), lo que sitúa a China solo una o dos «generaciones» por detrás de los líderes del sector en Taiwán y Corea del Sur. A pesar estos avances. por el momento sigue dependiendo de las importaciones de otros países (3). No tiene por qué seguir siendo así. Analysis Mason, una empresa consultora de primera línea, afirmó en un informe reciente que China podría ser autosuficiente en chips en un plazo de tres a cuatro años.

En cualquier caso, la estrategia restrictiva de Estados Unidos motivará al gobierno chino a destinar aún más recursos y a realizar avances. Asia Times pone el ejemplo del bloqueo en 2015 del suministro de procesadores Xeon Phi de gama alta de Intel a los fabricantes de superordenadores chinos. Un año después los investigadores chinos desarrollaron esos procesadores por sí mismos.

En el pasado Estados Unidos consiguió a menudo llamar al orden a países y ponerlos firmes, pero es muy dudoso que esto funcione con China. A finales de esta década sabremos si el intento de Estados Unidos de neutralizar la industria china de los chips ha tenido éxito o ha fracasado.

Notas:

(1) Los semiconductores son componentes electrónicos basados en material semiconductor. Ejemplos de semiconductores son un diodo y un transistor. Se podría decir que los semiconductores son como los bloques de construcción de los chips. Los chips son circuitos integrados de pequeño tamaño. Forman parte de un ordenador u otros dispositivos electrónicos. En los medios de comunicación no se suele distinguir entre semiconductores y chips.

(2) Al parecer, la empresa en cuestión, SMCI, está trabajando ahora en chips de 5 nanómetros aún más avanzados.

(3) Por ejemplo, China no puede fabricar dispositivos semiconductores avanzados sin equipos de litografía EUV de ASML (Países Bajos) y herramientas de automatización del diseño electrónico (EDA) de Synopsis y Cadence (Estados Unidos) o Siemens (Alemania).

Fuente: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2022/10/13/waarom-biden-een-ware-chipoorlog-tussen-de-vs-en-china-ontketent/

Traducido del neerlandés para Rebelión por Sven Magnus

 

Gazprom cesa sus actividades en Alemania

x Voltairenet

El gigante ruso Gazprom, la compañía más grande del mundo en materia de extracción y ‎comercialización de gas, detuvo todas sus actividades en Alemania el 1º de abril de 2022. ‎

Antes de la intervención rusa en Ucrania, Gazprom operaba el gasoducto Nord Stream, ‎se ocupaba de la construcción de otro gasoducto, el Nord Stream 2, y garantizaba a Alemania al menos ‎dos terceras partes del gas utilizado en ese país, principalmente en la industria automovilística. ‎

Cuando los “straussianos” –los discípulos del filósofo Leo Strauss, ‎sólidamente implantados en Washington– iniciaron sus acciones contra la Unión Europea, ‎presentándolas engañosamente como «sanciones contra Rusia», Moscú exigió a los países ‎‎“sancionadores” que pagaran el gas ruso en rublos, condición rechazada por las empresas ‎europeas, las cuales alegan que los contratos se habían pactado en euros. ‎

En respuesta, Gazprom vendió a bajo precio su filial alemana, responsable de dichos contratos. ‎Al recibir únicamente euros, dicha filial, incapaz de pagar a Gazprom en rublos, se encuentra ‎ahora al borde de la quiebra. ‎

Las empresas francesas, también se han negado a pagar en rublos, pero el gobierno francés ‎decidió protegerlas ordenando a los bancos franceses a través de los cuales se realizan las ‎transacciones que se encarguen también de convertir los euros en rublos.‎

Alemania tiene almacenados actualmente 3 900 millones de metros cúbicos de gas. Pero, a falta de ‎una solución que desbloquee rápidamente la situación, la industria automovilística alemana podría ‎verse paralizada, con gravísimas consecuencias para la economía nacional. ‎

La coordenada rusa y el tablero geopolítico global: la dimensión cognitiva

x Isaac Enríquez Pérez

En principio, cabe señalar que cualquier invasión y uso de la fuerza militar, justificadas o no, son destructivas y, por tanto, condenables por suponer crímenes de lesa humanidad. De igual manera lo son los despliegues de imperialismo de cual signo, sea desde los Estados Unidos, Rusia, Alemania, Francia, China, o desde cualquier gobierno que pretenda romper con el ejercicio de la diplomacia tras ejercer el argumento infundado de lo bélico.

De ahí nuestra solidaridad con los pueblos y los ciudadanos de a pie que en cualquier región del mundo son víctimas de esas luchas por el control del territorio y de las relaciones económicas y políticas internacionales. 

Lejos del festín mediático, apologético y denigrador que tergiversa la historia y se repliega hacia una de las partes en conflicto, reconocemos que la verdad es la principal víctima y que la guerra tiene alcances simbólicos y psicológicos donde el control de la metaconciencia adquiere alcances relevantes como escenario donde se disputa el poder y la dominación desde el rumor, la mentira, la desinformación y la intimidación. El control sobre los cuerpos y las conciencias es una de las principales aspiraciones de la propaganda bélica. El mayor impacto se gesta desde la cíber-guerra a través de dispositivos de información y comunicación orientados a domesticar y controlar las facultades cognitivas de las audiencias, de tal manera que se incida en el pensamiento y cursos de acción de los sujetos receptores que son incentivados a través de la pulsión del miedo y las emociones primarias. Sí el cerebro humano es el principal escenario de confrontación, entonces se instala en él el conflicto y nociones maniqueistas donde afloran “buenos” y “malos” hasta polarizar el debate público y las interpretaciones de los acontecimientos. Nublar el entendimiento y entumecer el ejercicio del pensamiento crítico son los objetivos de esta guerra cognitiva, que tiene como epicentro a mass media como la televisión y las redes sociodigitales. 

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La verdad sobre la extrema derecha ucraniana

x Aris Roussinos 

Ucrania no es un Estado nazi, como afirma la propaganda de Putin, sino una democracia imperfecta. Pero la extrema derecha y los neonazis sí tienen un peso militar que han venido ganando en gran medida en el campo de batalla, y perjudican no a Rusia, sino a la propia Ucrania.

Denunciarlos no es hacerle el juego a la invasión, sino poner de relieve los peligros que entraña su potencial crecimiento, quizás sobre las propias ruinas del Estado ucraniano.

Como cualquier guerra, pero quizá más que la mayoría, la guerra en Ucrania viene siendo el escenario de un bombardeo desconcertante de declaraciones y réplicas en la web por parte de los simpatizantes de ambos bandos. La verdad, verdades parciales y mentiras descaradas compiten por el dominio en el relato de los medios. Sin duda, uno de los ejemplos más claros es la afirmación de Vladímir Putin de que Rusia invadió Ucrania para «desnazificar» el país. La aseveración rusa de que la Revolución de Maidan de 2014 fue un «golpe fascista» y de que Ucrania es un Estado nazi ha sido utilizada durante años por Putin y sus simpatizantes para justificar la ocupación de Crimea y el apoyo a los separatistas rusoparlantes en el este del país, y ha ganado muchas adhesiones en la web.

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«Cuba no se doblega con amenazas ni con medidas coercitivas» Entrevista a Carlos Fernández de Cossío Domínguez, director general para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba

x Hedelberto López Blanch 

Con una extensa experiencia diplomática que abarca numerosas responsabilidades, entre las que aparecen la de Delegado de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas (1990-1994); embajador de Cuba en Canadá (1999-2004) y en Sudáfrica (2013-2017); representante de Cuba en el inicio del proceso de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC-EP, y actualmente director general para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex), Carlos Fernández de Cossío conversa con JR sobre importantes aspectos de las relaciones entre La Habana y Washington.

—¿Cómo evalúa el comportamiento del presidente estadounidense Joe Biden en relación con Cuba?

—Sobre su comportamiento en general, habría que preguntarle al electorado estadounidense y, según varias encuestas y las elecciones parciales celebradas el 2 de noviembre, parece que la evaluación no es buena. Eso es válido para el caso nuestro. El presidente Biden prometió, no a Cuba, sino a sus electores, que corregiría la política anticubana de Donald Trump, la que él mismo criticó en la campaña. Ya se sabe que incumple esa promesa, que su política es la misma de Trump y que la única diferencia es que el anterior presidente hizo lo que prometió que iba a hacer.

 — ¿A qué se debe que el presidente estadounidense haya manifestado durante su campaña para llegar a la Casa Blanca que revisaría las medidas tomadas por Trump contra la Isla y después, lejos de eliminar algunas, lo que ha hecho es aumentarlas? ¿Está atado a los elementos de derecha cubanoamericana o a otras fuerzas más poderosas?

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Submarinos nucleares en el Pacífico

x Higinio Polo

El 15 de septiembre, el presidente Biden y los primeros ministros británico y australiano, Johnson y Morrison, anunciaron la creación del AUKUS (acrónimo de los tres países), un acuerdo de cooperación y defensa para la gran región que agrupa a los océanos Índico y Pacífico.

El pacto prevé la asistencia norteamericana y británica para dotar de submarinos de propulsión nuclear a Australia, que se construirán en Adelaida, y de recursos de inteligencia artificial, tecnología cibernética y cuántica, con el objetivo oficial de «garantizar la paz y la estabilidad» en esa región, pero con el inconfesado y evidente fin de que Canberra se convierta con esos nuevos submarinos nucleares en espía y policía de las costas y mares chinos.

El AUKUS es un paso más en el despliegue militar norteamericano en Asia, definido en la presidencia de Obama, y que ha seguido desarrollándose con Trump y ahora Biden. El acuerdo, que sorprendió en París, complica las relaciones del trío anglosajón con Francia, y sobre todo con China, y lanza un peligroso aviso al mundo. El acuerdo implica la cancelación del contrato firmado por Canberra con Francia, con la empresa Naval Group, que tenía previsto construir doce submarinos convencionales para la flota australiana por valor de 66.000 millones de dólares. La tradicional doblez de Washington, incluso con sus aliados, se puso de manifiesto en la cumbre del G-7 en Corwall, donde se ultimaron los detalles del pacto, sin prevenir al presidente francés, Macron, que estaba presente en la reunión. No podía extrañar después que Jen-Ives Le Drian, ministro de Exteriores francés, calificase la decisión de Australia de «verdadera puñalada por la espalda» y de «desprecio», que afectará duramente a los trabajadores de la empresa francesa. Pese a que Francia cargaba las tintas contra Australia, es consciente de que el gestor y responsable del acuerdo es Washington. A su vez, China denunció el AUKUS y el acuerdo para construir nuevos submarinos nucleares como una provocación y que precipitaría la «carrera de armamentos».

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Responsables de atentado contra embajada de Cuba en Francia reconocen autoría del hecho

Fuentes: Al Mayadeen

Después del ataque con cócteles molotov contra la sede diplomática cubana en París, no caben dudas sobre quiénes son los instigadores del odio y la violencia.

Una auto denominada Asociación Europea por Cuba Libre acaba de adjudicarse la autoría del atentado terrorista contra la embajada cubana en París.

“Proclamamos nuestra solidaridad con la acción llevada a cabo contra la embajada ilegítima de nuestro país en Francia, frente a la que nos hemos manifestado tantas veces”, declaró el grupo que ha reivindicado el atentado.

Los que protagonizaron el ataque terrorista contra la sede diplomática de Cuba en Francia son los mismos que el pasado 11 de julio salieron a las calles de la Isla a vandalizar tiendas, volcar patrullas y golpear policías, inspirados por la propaganda de odio que, desde hace años, alienta a cometer tales desmanes bajo la anuencia del gobierno de Estados Unidos.

Son los mismos que incitaron al ataque terrorista contra la Embajada de Cuba en Washington el 30 de abril de 2020, hecho sobre el que el gobierno que sanciona, con listas espurias al resto del mundo, mantiene todavía absoluto silencio.

Estos son los  mismos que durante 60 años de Revolución han cometido 713 actos terroristas organizados, financiados y ejecutados en su mayoría por Estados Unidos, acciones que le han costado la vida a 3 478 personas, provocado incapacidades a unas 2 099 y provocado un perjuicio económico de 181 000 millones de dólares.

Los mismos que insisten con las  fake news publicadas las redes sociales en presentar a Cuba como un país sumido en el caos donde no cesan de ocurrir protestas y disturbios que solo existen en sus delirantes cabezas.

Los mismos que, con el mayor cinismo, incluyeron durante el gobierno anterior a Cuba en una lista de países promotores del terrorismo.

Son los mismos incitadores del terrorismo doméstico que, según el actual presidente representan hoy la principal amenaza a la Seguridad Nacional de Estados Unidos.

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Encuentro Biden-Putin, más parecido a ‎un Yalta II que a la capitulación ‎de Berlín‎. LA FORMACIÓN DE UN NUEVO ORDEN MUNDIAL – 2ª PARTE

x Thierry Meyssan

Después de haber sufrido una humillante derrota en Siria, Estados Unidos fue ‎a Ginebra para aceptar las condiciones del vencedor. El encuentro del 16 de junio ‎de 2021 entre Joe Biden y Vladimir Putin podría significar el fin de las hostilidades… ‎si la administración Biden finalmente contiene a sus tropas. Las potencias de Europa ‎occidental tendrán que pagar la factura mientras que China se ve confirmada en su ‎estatus de socio de Rusia.‎

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Estados Unidos todavía no acepta que ahora China es su igual

x Martin Jacques

El Diálogo entre Estados Unidos y China en Anchorage, Alaska, ha sido muy revelador. Las fuertes críticas hechas a Estados Unidos por Yang Jiechi y Wang Yi, en presencia de los medios globales, sugieren un nuevo tipo de autoconfianza, en su creciente fuerza, por parte de China. Ciertamente tomó a Blinken y Sullivan por sorpresa. Mientras tanto, el mensaje de EEUU fue que Joe Biden está leyendo el libro de jugadas de Trump sobre China.

Aprendimos dos cosas del diálogo de alto nivel entre China y Estados Unidos celebrado en Alaska la semana pasada.

La primera fue al inicio cuando los medios de comunicación estaban presentes. Estos eventos normalmente se llevan a cabo de una manera educada y algo anodina, cubierta por cierto refinamiento diplomático. En este caso no podría haber sido más diferente.

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