Descubrimiento fascista de la derecha mexicana

x José García Sánchez

La división latente en el Partido Acción Nacional se intensificó por la invitación de Julen Rementería al presidente del partido ultraderechista español VOX, la falta de percepción del presente y de visión del futuro, obliga a los senadores de ese partido a regresar al pasado y hacer alianza con los fascistas.

Si Mario Delgado invitara a cualquier miembro del Partido Comunista de Vietnam, los panistas dirían que nos encaminamos hacia el comunismo, a pesar de que esto estuviera justificado por ser el partido en el poder, que debe tener buenas relaciones con todos los partidos políticos del mundo. Los medios habrían convocado a colocar barricadas alrededor de las iglesias y a esconder a sus niños.

Aquí la convocatoria del poco ilustrado Julen Rementería sirvió para que el PAN abriera una brecha mayor en su raquítica militancia. Se vio tan presionado por el resto de los senadores que debió aclarar que la Carta Madrid, firmada entre algunos panistas y Santiago Abascal, fue a título personal y no como partido político, a pesar de que él es el coordinador parlamentario de ese partido en el Senado, lo cual implica una contradicción más que arroja diferencias y discrepancias de fondo.

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Entrevista a Thomas Vescovi. “Israel es un Estado de derechas, con cada vez más tendencias fascistas”

x Julien Salingue

Thomas Vescovi es un investigador independiente en historia contemporánea. Acaba de publicar, en la editorial La Découverte, L’échec d’une utopie : une histoire des gauches en Israël (El fracaso de una utopía: una historia de la izquierda en Israel). Hablamos con él sobre la situación política en Israel. Esta entrevista se llevó a cabo antes de la nueva y violenta agresión colonial contra las y los palestinos.

Julien Salingue: Desde hace casi dos décadas, cada vez que hay elecciones en Israel, se viene escuchando a las y los comentaristas decir que el gobierno que se pondrá en marcha será “el más a la derecha en la historia de Israel”. Obviamente se trata de una expresión, pero dada la fuerte tendencia a la derechización del campo político israelí hay algo de verdad en ella. ¿Cómo se traduce esto en el campo político israelí, ya sea desde el punto de vista de los programas o de las organizaciones? A veces nos perdemos un poco, ya que alguna gente que ayer se presentó como de extrema derecha ahora está clasificada en el centro-derecha, o incluso en el centro…

Thomas Vescovi: Para hacernos una idea, el primer Parlamento israelí, elegido en 1949, tenía 71 escaños (de 120) que podían clasificarse del lado de la izquierda, ya fuera sionista o anticolonial. Hoy debemos tener 72 escaños que están a la derecha o a la extrema derecha. Como anécdota, pero significativa, recuerdo que en 2009 Avigdor Liberman, con su partido Israel Beytenou [Nuestra Casa Israel, partido de habla rusa], fue considerado el representante de la extrema derecha más radical, nacionalista, etc. Hoy Liberman es presentado como centro-derecha. Naftali Bennett, cuando fue elegido en 2013, fue considerado entonces el representante de las y los nacionalistas religiosos, colonos, encarnando lo más extremista en el campo político israelí. Hoy se presenta como la derecha dura, y son las y los kahanistas quienes han heredado este estatus de extrema derecha racista, religiosa, belicosa, etc. Así que, sí, Israel es un Estado que se derechiza, con cada vez más tendencias fascistas, porque para mí no hay duda de que las y los kahanistas son fascistas. La derechización es tal que a veces ya no tenemos léxico para caracterizarla, de ahí esta fórmula sobre el gobierno más a la derecha

J. S.: ¿Y en el lado de la izquierda y del centro-izquierda?

T. V.: Dentro de la izquierda sionista israelí hay una incapacidad para ir más allá, por así decirlo, de la cuestión del sionismo. Desde la creación de Israel [en 1948] ha habido mutaciones profundas en el juego político israelí, con todo un electorado de izquierdas moviéndose gradualmente hacia el centro, votando por un liberalismo económico y político. Las y los judíos de origen ruso, por otro lado, se inclinan cada vez más a votar por un tipo exclusivo de nacionalismo que rechaza derechos compartidos con la población no judía. En el caso de las y los judíos orientales, la visión que se ha impuesto es la de una identidad judía que no es, como defiende la izquierda, una identidad cultural, sino una aspiración a que Israel adopte leyes judías.

En realidad, no podemos entender Israel si no entendemos la existencia de lo que se puede llamar la pirámide de poder: a la cabeza de Israel, en las élites políticas y económicas, todavía tenemos muchas personas judías de origen europeo; en la parte inferior de la escala tenemos a las y los palestinos de Israel, y entre los dos hay una forma de competencia entre los diferentes sectores de la población judía israelí, para estar lo más cerca de la cima y lo más lejos posible de las y los palestinos. Así, las y los judíos orientales, a quienes se dejó claro que en Israel había que ser personas judías y no árabes, lo que no tenía mucho sentido para ellos ya que personas judías y árabes eran lo que habían sido durante siglos, gradualmente se han ido separando de esta arabidad, en favor de un judaísmo exacerbado, hasta el punto de no querer compartir derechos con las y los palestinos y rechazar a la izquierda sionista.

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El procés catalán y la lucha por el derecho a la autodeterminación

x Iván Carrasco[1] y José V. Bolaños[2]

 

[…] si queremos entender lo que significa la autodeterminación de las naciones, sin jugar a definiciones jurídicas ni “inventar” definiciones abstractas, sino examinando las condiciones históricas y económicas de los movimientos nacionales, llegaremos inevitablemente a la conclusión siguiente: por autodeterminación de las naciones se entiende su separación estatal de las colectividades de otra nación, se entiende la formación de un Estado nacional independiente

I. Lenin, “El derecho de las naciones a la autodeterminación”, 1914

 

Algo que llama la atención es que en pleno siglo XXI todavía existan monarquías en el mundo, aún más, que hayan permanecido en el viejo continente donde la Ilustración guillotinó algunas cabezas de ciertos monarcas hace ya unos siglos. Sin embargo, aún hay países en donde se sigue rindiendo tributo a reyes, uno de ellos es España. En dicho país, además, la monarquía constitucional se cimenta no sólo sobre la base de un neocolonialismo externo e interno, sino también de un nacionalismo de ultraderecha emanado de la victoria franquista sobre los republicanos en 1939.[3]

España vive una situación política convulsa a raíz del proceso independentista catalán que comenzó en 2012, así como por la irrupción de una “nueva” izquierda en el escenario político y en las instituciones estatales y autonómicas.[4] El 1 de octubre de 2017 (1-O), entre condiciones excepcionales de militarización de las calles y los golpes propinados por la Guardia Civil y la Policía Nacional española contra miles de personas que se concentraron en los colegios electorales,[5] se llevó a cabo un referéndum de autodeterminación en Catalunya, pese a que previamente había sido declarado ilegal por el Tribunal Constitucional español (TC).

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