El fracaso de la política revolucionaria sin armas
x Nepomuceno Marín
En Colombia esta en curso la configuración de un tercer ciclo de violencia política y de resistencia armada a raíz del fracaso de los Acuerdos de paz, firmados entre el Estado colombiano en cabeza del gobierno de Juan Manuel Santos y un sector de las Farc (El de Timochenko, Lozada, Alape y Granda).
En la Mesa de diálogos de La Habana los delegados del gobierno, particularmente el jefe de la misma, fue monotemático con el asunto de la necesidad de que el pacto que se firmara, diera pie a una etapa de exclusión de la violencia en la actividad politica y en el proselitismo electoral.
El uso de la violencia en las campañas electorales y en la acción politica era un elemento perverso que distorsionaba los procesos democráticos en la lucha por el poder.
La argumentación y el discurso alcanzo otras dimensiones y, promovido por algunos núcleos de la izquierda, se enfoco en descalificar el recurso a la lucha armada por parte de la izquierda para derrotar el poder de las sangrientas oligarquías colombianas.
El gobierno de Santos insistía en que la dejación de las armas permitiría una lucha politica democrática y pacifica a los integrantes de las Farc que entregaran las armas y pasaran a organizar un partido político e intervenir en los escenarios institucionales como el parlamento.
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