De moléculas, piedras y proyectiles (I). Los hechos. La revolución sí será transmitida
x Daniel Yepes Grisales
“Si usted no detiene un proceso con tintes ideológicos en los niveles bajos, no espere tratar de revertirlo cuando ya llegó a validación y legitimación. No lo va a poder hacer nunca. O lo combate a nivel bajo, o está perdido”. (Alexis López Tapia)
En los últimos días se ha vuelto famoso en Colombia y Latinoamérica un personaje chileno de dudoso mérito intelectual, precisamente el emisor de la frase arriba citada, quien ha sido asociado a grupos neonazis en Chile. A su vez, este señor se ha encargado de popularizar la interesante expresión “revolución molecular disipada” como un supuesto enfoque estratégico novedoso para comprender, enfrentar y combatir -desde los Estados y la propia sociedad civil- el estallido social que se viene presentando desde 2019 en Chile, Colombia, Estados Unidos y otros países americanos, el cual, a pesar de lo que muchos pensaban, no fue disuelto por las políticas de confinamiento asociadas a la pandemia de la Covid-19, que ya completa más de un año y la cual se encuentra en fase de vacunación de la población a la par que se presentan segundos y terceros “picos” de contagio en estos mismos países. En Colombia, el ciclo de protesta popular también ya se encuentra en su tercer pico.
El señor López dice venir como profeta que no habría sido escuchado en su tierra (Chile), y cuyo resultado trágico habría sido la derrota del Estado chileno por parte de los “revolucionarios moleculares”, que habrían doblegado al gobierno del “traidor a la patria” Sebastián Piñera y lo habrían hecho negociar con el “terrorismo”, conduciéndolo a entregar el poder a un parlamento que habría hecho aprobar por vía plebiscitaria un proceso constituyente de fuerte contenido progresista que rompería con la arquitectura institucional del Estado heredada de la dictadura de Pinochet (dictadura justificada por el señor López).
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