La reanudación de la represión contra los kurdos en Turquía es consecuencia de la imposibilidad, ya demostrada, de concretar el plan Juppé-Wright, planteado en 2011. Aunque resultó fácil desplegar el Emirato Islámico (Daesh) en el desierto y en las provincias iraquíes de Ninive y al-Anbar, mayoritariamente sunnitas, ha resultado imposible controlar los poblados kurdos de Siria. Para realizar su sueño de crear un Kurdistán fuera de Turquía, el presidente turco Erdogan no tendrá más opción que la guerra civil.
¿Puede Turquía ponerse del lado de Rusia?
Aunque Rusia tiene históricamente un pasado difícil en su relación con Turquía, y a pesar de que no olvida el papel que el actual presidente Erdogan desempeñó contra ella en la primera guerra de Chechenia, una posible salida de Ankara de la OTAN resulta muy interesante para Moscú. En el bando contrario, el Estado profundo estadounidense, que mantiene su ambición imperial a pesar de la elección de Donald Trump, está dispuesto a todo para mantener a Turquía en la alianza atlántica.