Un símbolo de Cuba va por el Premio Nobel

x Gustavo Veiga

Las brigadas médicas Henry Reeve acumulan nominaciones para el galardón 2021. Los profesionales de la Salud cumplen misiones humanitarias en los cinco continentes hace 15 años, trabajaron en 46 naciones y siguen haciéndolo hasta hoy.

En tiempos pandémicos, las brigadas médicas cubanas Henry Reeve acumulan múltiples nominaciones para el Premio Nobel de la Paz 2021. El domingo cerró el plazo para recibir postulaciones en la Academia sueca. Las adhesiones llegaron desde Alemania, Australia, México, Japón, Argentina y Bélgica, entre varios países más. Sus profesionales de la Salud cumplen misiones humanitarias en los cinco continentes hace 15 años, trabajaron en 46 naciones y siguen haciéndolo hasta hoy. Pero en un momento crucial como el actual –con 2,2 millones de muertos y más de 100 millones de contagiados en el mundo de Covid 19–, todavía causan recelo en gobiernos autoritarios. El presidente ultraderechista Jair Bolsonaro o la dictadora Jeannine Añez, las expulsaron de Brasil y Bolivia. Sin embargo estos contingentes fueron distinguidos por la OMS en 2017 por su labor en emergencias y graves epidemias. Desde su creación el 19 de septiembre de 2005 con motivo del huracán Katrina que destruyó Nueva Orleans –y cuya asistencia rechazó George W. Bush–, han colaborado en catástrofes naturales, como vanguardia contra el ébola en África y ahora frente al nuevo virus.

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El fracaso de la política revolucionaria sin armas

x Nepomuceno Marín

En Colombia esta en curso la configuración de un tercer ciclo de violencia política y de resistencia armada a raíz del fracaso de los Acuerdos de paz, firmados entre el Estado colombiano en cabeza del gobierno de Juan Manuel Santos y un sector de las Farc (El de Timochenko, Lozada, Alape y Granda).

En la Mesa de diálogos de La Habana los delegados del gobierno, particularmente el jefe de la misma, fue monotemático con el asunto de la necesidad de que el pacto que se firmara, diera pie a una etapa de exclusión de la violencia en la actividad politica y en el proselitismo electoral.

El uso de la violencia en las campañas electorales y en la acción politica era un elemento perverso que distorsionaba los procesos democráticos en la lucha por el poder.

La argumentación y el discurso alcanzo otras dimensiones y, promovido por algunos núcleos de la izquierda, se enfoco en descalificar el recurso a la lucha armada por parte de la izquierda para derrotar el poder de las sangrientas oligarquías colombianas.

El gobierno de Santos insistía en que la dejación de las armas permitiría una lucha politica democrática y pacifica a los integrantes de las Farc que entregaran las armas y pasaran a organizar un partido político e intervenir en los escenarios institucionales como el parlamento.

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Entrevista con Temir Porras. «La única forma de que Venezuela se arregle es que se deje de hostigar al Estado»

x Karen Méndez Loffredo

Entrevista con Temir Porras, experto en geopolítica latinoamericana y profesor del Instituto de Estudios Políticos de París

En una declaración conjunta, los 27 países miembros de la Unión Europea ratifican el no reconocimiento de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela y rebajan su estatus a «interlocutor privilegiado».

Esa fue una de las conclusiones a las que llegó el Consejo de Asuntos Exteriores en su reunión del 25 de enero de 2021; una postura que echa por tierra la propuesta de un sector de la oposición venezolana de darle continuidad administrativa a la figura de Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional, a pesar de haber caducado su cargo tras las elecciones legislativas del 6 de diciembre de 2020 y de instalarse un nuevo parlamento el 5 de enero de este año.

«Significa que se cierra el período de irracionalidad de parte de la Unión Europea, se cierra este período de dos años de apoyo de la Unión Europea al proyecto, por decirlo de forma amable, de dualidad de poder, de fragmentación del Estado venezolano, de no reconocimiento de la realidad política interna, de la legitimidad de la presidencia de Nicolás Maduro y de la existencia de una institucionalidad con la cual pueden o no estar de acuerdo, pero que es la existente, es la real», opina Temir Porras, experto en política y geopolítica latinoamericana y profesor del Instituto de Estudios Políticos de París.

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Sobre “Un daño irreparable” de Ximénez-Fyvie: los límites de la autoridad

x Jorge Puma

Desde la introducción Un daño irreparable de la Dra. Ximénez-Fyvie es rabia pura, retórica durísima de denuncia y el ejercicio de hacer señalamientos sin probarlos con argumentos y evidencia. Si no hace mucho la queja en ciertos círculos ilustrados era que los artículos de los expertos de la La Jornada hacían grandes afirmaciones sin sustento, es ahora la derecha mexicana la que lo hace. En esta discusión asombra como personas que vienen de las ciencias naturales no se dan cuenta cuando están tomando una postura política y convierten su expertise en el equivalente de un amuleto tan pronto dejan los confines de su disciplina y entran en la arena pública.

Durante todo el libro la credibilidad del argumento y la autora de Un daño irreparable se sustenta en una extraña mezcla de emoción -empatía frente al sufrimiento, rabia, sensibilidad-, desprecio hacia la política, y el recurso sin mayor explicación a la “ciencia”. Esto no ayuda a ubicar al libro como una crítica racional informada, pero sí permite conectar con las emociones de una audiencia que pasa por momentos de alta presión en el escenario de la epidemia. El ejercicio retórico es efectivo, pues el texto exige que le creamos a la autora que desnuda sus emociones ante nosotros. El problema es que el libro se anuncia como una crítica de una experta científica que nos expondrá las razones del naufragio de la estrategia gubernamental con argumentos provenientes de la ciencia médica y la racionalidad de las mejores prácticas en política sanitaria.

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Entrevista a Mark Burton, abogado del revolucionario colombiano Simon Trinidad

x Fight Back

Simon Trinidad, también conocido como Ricardo Palmera, es un buen hombre que no ha hecho nada malo. Su único crimen es luchar por la libertad y la independencia de su propio país, poniéndose del lado de los trabajadores y campesinos colombianos. Debido a la represión del gobierno de Estados Unidos, no podemos entrevistar a Simon Trinidad directamente.

¡Defiéndete !: ¿Quién es Simon Trinidad?

Mark Burton, Esq .: Simon Trinidad es una figura histórica que llegó a ser un importante vocero de paz de las FARC-EP en Colombia. Simon comenzó su carrera como banquero y profesor de economía en el Departamento de Cesar, Colombia, en su hogar. En las décadas de 1970 y 1980 se interesó mucho en la lucha por la paz en Colombia y se unió al grupo político Causa Común y luego se unió a la Unión Patriótica. Una campaña de genocidio contra la Unión Patriótica comenzó en 1986 y Simon fue amenazado de muerte. Después del asesinato de algunos compañeros, Simon huyó de su casa y se unió a las FARC-EP. En las FARC se convirtió en uno de sus principales voceros por la paz.

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Entrevista a Álvaro García Linera. «El progresismo latinoamericano no es un proyecto acabado»

x Julian Bilmes

Álvaro García Linera es un reconocido intelectual y exvicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia (2006-2019) acompañando a Evo Morales. Siguiendo la línea de anteriores entrevistas en este espacio, se conversa en esta charla (previa a la rotunda victoria del MAS en las recientes elecciones presidenciales bolivianas) por la exitosa experiencia de desarrollo nacional y social del “Proceso de Cambio”, logros y obstáculos de las nacionalizaciones de recursos estratégicos y la apuesta por la industrialización de los mismos. También, acerca de los alcances del poder estatal y las perspectivas pospandemia

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Biden: ¿peligro para México?

x John M. Ackerman

México se benefició con la errática política exterior de Donald Trump y su desatención hacia América Latina. Perro que ladra, no muerde, reza el sabio dicho popular. A pesar de sus constantes insultos y amenazas hacia México, Trump al final de cuentas respetó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y se negó a interferir en el avance de la Cuarta ­Transformación.

Jamás se materializó el choque de trenes entre Trump y López Obrador que tanto deseaban tanto los opositores mexicanos como los halcones del Pentágono. El Presidente mexicano logró torear al magnate neoyorquino y mantener relaciones diplomáticas constructivas enfocadas en la resolución de problemas comunes sin en ningún momento subordinarse a los caprichos de Washington.

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Joe Biden en la Casa Blanca: ninguna ilusión

x Atilio A. Boron

Puede parecer un consejo vano, pero hay que recordar el torrente de ilusorias expectativas que despertó el triunfo de Barack Obama en 2008. Reflejo de la profunda penetración del mensaje neocolonial, los cánticos triunfalistas que destacados intelectuales de la “progresía” europea y latinoamericana entonaran en vísperas de la inauguración de su mandato fueron rápidamente acallados ni bien el afro-americano puso manos a la obra (secundado por Joe Biden) y dedicó ingentes esfuerzos a salvar a los bancos de la “crisis de las hipotecas sub-prime” olvidándose de los millones que fueron estafados por aquellos. Dado que ya se escuchan, si bien con un tono aflautado, algunas letanías parecidas a las del 2008, parece oportuno recordar estos antecedentes para no caer en nuevas –y previsibles- frustraciones.

Biden llega a la Casa Blanca con un equipo étnicamente más heterogéneo que el de Donald Trump, casi en su totalidad conformado por varones blancos. Pero en todos los casos se trata de personas que más allá de su diversidad étnica y cultural están íntimamente ligadas al gran capital norteamericano. El Departamento de Estado será dirigido por Anthony Blinken, un halcón moderado, pero halcón al fin, que cree que su país tendría que haber fortalecido su presencia en Siria para evitar la llegada de Rusia. Blinken apoyó la invasión a Irak en 2003 y la intervención armada en Libia que culminó con la destrucción de ese país y el linchamiento de Muammar El Gadafi. Ha dicho que “la fuerza debe ser un complemento necesario de la diplomacia”, en línea con el pensamiento tradicional del establishment. Por lo tanto, a no confundirse.

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Puede parecer un consejo vano, pero hay que recordar el torrente de ilusorias expectativas que despertó el triunfo de Barack Obama en 2008. Reflejo de la profunda penetración del mensaje neocolonial, los cánticos triunfalistas que destacados intelectuales de la “progresía” europea y latinoamericana entonaran en vísperas de la inauguración de su mandato fueron rápidamente acallados ni bien el afro-americano puso manos a la obra (secundado por Joe Biden) y dedicó ingentes esfuerzos a salvar a los bancos de la “crisis de las hipotecas sub-prime” olvidándose de los millones que fueron estafados por aquellos. Dado que ya se escuchan, si bien con un tono aflautado, algunas letanías parecidas a las del 2008, parece oportuno recordar estos antecedentes para no caer en nuevas –y previsibles- frustraciones.

Biden llega a la Casa Blanca con un equipo étnicamente más heterogéneo que el de Donald Trump, casi en su totalidad conformado por varones blancos. Pero en todos los casos se trata de personas que más allá de su diversidad étnica y cultural están íntimamente ligadas al gran capital norteamericano. El Departamento de Estado será dirigido por Anthony Blinken, un halcón moderado, pero halcón al fin, que cree que su país tendría que haber fortalecido su presencia en Siria para evitar la llegada de Rusia. Blinken apoyó la invasión a Irak en 2003 y la intervención armada en Libia que culminó con la destrucción de ese país y el linchamiento de Muammar El Gadafi. Ha dicho que “la fuerza debe ser un complemento necesario de la diplomacia”, en línea con el pensamiento tradicional del establishment. Por lo tanto, a no confundirse.

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La NED sí tiene quien le escriba

x Cubadebate

El Premio Gabo es un prestigioso galardón otorgado al periodismo iberoamericano. Considerado una de las más altas distinciones al periodismo realizado en lengua española y portuguesa, es entregado cada año por la Fundación Gabo, entidad con sede en Colombia creada en 1995 por Gabriel García Márquez.

La Fundación surgió originalmente con el nombre de Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) y desde sus inicios, a partir de la visión del célebre escritor y Premio Nobel colombiano, tuvo como misión elevar el nivel periodístico de la región a través de talleres, premios, coordinación de becas y organización de eventos.  

El Premio tuvo su primera edición en 2014 y desde entonces ha reconocido a más de 40 periodistas de unos 15 países. Se otorga en cuatro categorías: Texto, Imagen, Cobertura e Innovación.  El monto actual del galardón, entregado en pesos colombianos, equivale a unos 10 000 dólares para los ganadores y 2300 a los finalistas. La ceremonia en la que se dan a conocer y se entregan los premios se celebra en la ciudad de Medellín, como parte del Festival Gabo, aunque este año se realizará de forma virtual el próximo 21 de enero.   

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Identidades excluyentes: la imposibilidad de la crítica en nombre de las emociones. Una crítica a la izquierda del Bloque Latinoamericano en Berlín (II)

x Iván Carrasco Andrés

Postmodernidad y modernidad americana

No hay rasgo alguno en el mundo de la vida civilizada moderna, a partir del siglo XX, señalaba Bolívar Echeverría, que no se encontrase mediado o marcado por el “americanismo” o la “identidad americana”, es decir, por la forma (norte)americanizada de la modernidad. De los múltiples elementos que se imbrican entre sí y que la definen, uno de ellos es el fundamento de los otros: el cumplimiento militante de la subordinación total de la forma natural de la reproducción social bajo el yugo de la valorización del valor, esto es, “la conquista del grado más alto de subsunción de la lógica ‘natural’ o lógica del valor de uso de la vida social moderna a la lógica capitalista de la autovalorización del valor mercantil, el grado casi pleno de la identificación entre ambas.”[1]

Dicho proceso de subordinación casi total del valor de uso bajo el proceso de valorización del valor es la base de la configuración del sentido histórico del siglo pasado y lo que llevamos del presente, proceso que se impuso con más virulencia y rapidez con el inicio del neoliberalismo a escala planetaria en la década de los 80’s y que tuvo como centro de irradiación geopolítico, después de la caída de la Unión Soviética, los Estados Unidos de América. Es aquí en donde las formas culturales e ideológicas[2] encuentran su lugar de producción teórica y sus correspondientes polos de dispersión desde los cuales los discursos postmodernos/decoloniales/postcoloniales[3] serán ampliamente difundidos en las academias no solamente norteamericanas, sino también en todas las academias y movimientos sociales en América Latina. Aunado a la “industria cultural” y a sus formas ideológicas de autolegitimación, tendientes a eliminar todo discurso crítico y prácticas que las impugnen, se encuentra una peculiar idiosincrasia que late en lo profundo de la modernidad americana y que, por momentos y de forma recargada y adaptada a los tiempos modernos, en tanto estrategia discursiva, marca de forma esquizofrénica sus producciones culturales: el puritanismo. Junto a este rasgo encontraríamos también la concomitante moralización, victimismo y la forma espectacular[4] de abordar los problemas sociales que parecen ser los nuevos elementos constitutivos de las nuevas prácticas sociales de las “nuevas izquierdas”.

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