¿Por qué fracasó el partido político de las Farc?

x Horacio Duque

Al carecer del apoyo mayoritario de los delegados, un grupo conformado por Timochenko y sus compinches asumieron de manera fraudulenta y con delegados fantasmas la dirección

El fracaso político del partido político organizado por los ex integrantes de las Farc es parte de la bancarrota general del Acuerdo de paz, como consecuencia del objetivo político del actual gobierno de Iván Duque y del uribismo de hacer trizas los pactos alcanzados por el gobierno de Juan Manuel Santos con los dirigentes de dicha organización guerrillera en la Mesa de diálogos que funciono en La Habana desde el mes de agosto del año 2012. Por supuesto, en esa quiebra del Pacto también tienen su cuota tanto el anterior gobierno santista como un sector del cuerpo directivo de la guerrilla.

El santismo por su poca voluntad política frente a los compromisos adquiridos y por la promoción en el segundo semestre del 2016 de un inconveniente e inoportuno Plebiscito que fue utilizado por la oposición de ultraderecha para exacerbar viejos odios y miedos políticos que a la postre facilitaron el triunfo del No y la deslegitimación de los textos consensuados. Y el núcleo de las Farc, representado por Londoño, por su empeño en renunciar a un acumulado histórico de resistencia enlazado a un proyecto de cambios radicales de la sociedad y el poder político central construido pacientemente y con grandes sacrificios humanos durante casi 60 años por los campesinos liderados por Manuel Marulanda.

Así, es de público conocimiento, nacional e internacional, que la construcción de la paz mediante la implementación de los Acuerdos de la Habana prácticamente está paralizada en su componente de reforma rural integral, ampliación de la democracia, sustitución voluntaria de cultivos ilícitos, su eje étnico y en la justicia transicional, que si bien presenta algunos avances en la justicia restaurativa, por su manipulación clientelar y desviación para favorecer la impunidad de connotados victimarios.

Lo poco que funciona tiene que ver con la Cooperación internacional y la operación del Fondo Multimodal de paz integrado por 20 países que aportan recursos para la “paz”, que de hecho han sido rapados por las elites políticas nacionales, regionales y locales para su provecho y enriquecimiento sin que se dé un cambio efectivo en las zonas donde persiste el conflicto por la acción del neoparamilitarismo y los grupos guerrilleros que se marginaron de la paz neoliberal del santismo [1]. Ya son bien conocidos y documentados los hechos de corrupción con esos dineros, tanto en la administración de Rafael Pardo [2] como en la actual de Emilio Arcila que ejecuta la política de “Paz con legalidad”, un eufemismo para encubrir el sabotaje a la pacificación nacional.

En Colombia se repite hoy la fracasada ruta de la paz en Guatemala[3]; y lo ocurrido en Irlanda con los acuerdos del viernes santo de 1998[4]. Establecer las dimensiones del fiasco político del “Partido” de Timochenko, creado con las supuestas facilidades dadas por los «Acuerdos de Paz» [5], hace necesario ir a los fundamentos y pasos de su constitución.

La constitución del partido

Después de realizarse la Décima conferencia de la Farc en el Yari en el segundo semestre del 2016, se reunió en Bogotá en el mes de agosto del 2017 el primer Congreso para conformar el nuevo partido o movimiento político.

No obstante carecer del apoyo mayoritario de los delegados un grupo conformado por Timochenko, Losada, Alape, Catatumbo, Granda, Calarcá, Catatumbo, la viuda de Marulanda, Olga Marín y otros asumieron de manera fraudulenta y con delegados fantasmas, el control de la dirección de la nueva entidad política ignorando las mayorías alcanzadas por Márquez, Santrich, Gomez y Mendoza.

Si bien el nombre dado a la agrupación política recogía la denominación histórica de esta fuerza guerrillera, la nueva dirigencia profundizó un viraje hacia la derecha con la renuncia a los referentes ideológicos centrales de la izquierda y a la línea programática de la resistencia agraria. El oportunismo político y el pragmatismo se convirtieron en la norma de conducta de dicho núcleo empeñado en un transformismo a ultranza en abierta coincidencia con la elite santista y los generales afines al presidente de la Republica, precipitando la entrega de las armas, la desmovilización y la ubicación en unos territorios y zonas de transición adversas a la construcción geográfica histórica diseñada por Marulanda y sus compañeros.

El brusco e inesperado viraje de subordinación hacia las coordenadas del poder oligárquico propicio automáticamente fracturas y contradicciones en el seno del partido de la Rosa, pues un amplio sector de las bases y de líderes con amplio arraigo, si bien defendían lo pactado, rechazaban la ruta de conciliación favorable a la dominación neoliberal de la que Santos era su más reconocido representante.

En tales arreglos el papel de Lozada fue letal por su aceptación automática de las propuestas del General Flórez; conducta que ha repetido ahora como senador con sus aplausos, elogios y votos favorables a los altos mandos militares resaltando su patriotismo, humanismo, profesionalismo, no obstante que muchos de ellos están comprometidos con los miles de falsos positivos y el asesinato de lideres sociales [y de ex-guerrilleros].

Con ese panorama se asignaron después las 10 curules parlamentarias y se participó en los procesos electorales del 2018 alcanzando una exigua cifra equivalente a los 80 mil votos que puso en evidencia la nula convocatoria de la Fuerza Alternativa del Común representada por el señor Timochenko.

Un sector, el más coherente y consecuente con la herencia histórica de la resistencia agraria revolucionaria, seguidamente es objeto de una abierta presión y provocación judicial orquestada por el Fiscal Néstor Humberto Martínez, quien organiza con la DEA un montaje judicial por narcotráfico contra Jesús Santrich. Este es capturado y recluido por largos meses en la Cárcel la Picota de Bogotá con fines de extradición, de la que sale en libertad en el primer semestre del 2019 desplazándose ese mismo año a un lugar desconocido para posteriormente reaparecer como comandante de la guerrilla Farc liderada por Márquez, Oscar Montero, Romaña, Mendoza y Aldinever. Fractura que ya tenía un recorrido con la oposición de Gentil Duarte e Iván Mordisco a los textos de La Habana.

Con ese cuadro el flamante nuevo partido político termino siendo una facción legislativa atrapada en el cretinismo parlamentario, convertida en una agencia de uso personal en la que sus principales directivos han priorizado la acumulación de privilegios (con ingresos individuales superiores a los 20 millones de pesos, 6 mil dólares- de un grupo de 40 amigos e incondicionales de Londoño) dando la espalda a las bases sometidas al exterminio del neoparamilitarismo. Con situaciones tan grotescas como el supuesto atentado a Timochenko en el municipio de Quimbaya (Quindío), que las investigaciones están indicando se trató de blanquear el asesinato y tortura de dos ex guerrilleros, que se presentaron como ultimados el día del atentado.

Lo evidente es que este seudo partido o remedo de partido no clasifica, ni en lo más mínimo, para entrar en la tipología de los partidos elaborada por M. Duverger como característica de las democracias liberales occidentales. Menos en los modelos de partidos políticos de estirpe marxista, en la formula planteada por Marx en el Manifiesto Comunista, o por Lenin en el ‘Que hacer’, o por Trosky en su abundante producción teórica, o por Colleti en sus largas reflexiones sobre el tema o por Mao en la construcción del Partido Comunista Chino.

El “partido político” de Timochencho es un club de amigos que bien puede definirse en los términos de Sartori como una facción conformada para el despojo y la filtración de un Estado neoliberal, mafioso y paramilitar como el colombiano.

Así, este nuevo partido quedo hecho humo por cuenta de la descomposición ética de sus actuales dueños y como consecuencia del asesinato sistemático de muchos de sus integrantes. Al día de hoy han sido ultimados más de 200 ex guerrilleros, situación que es condenada formalmente por Timochenko y su rosca politiquera.

Con este balance es previsible una degradación del conflicto armado colombiano hacia el inmediato futuro y en un contexto geopolítico bastante complicado, dado el empeño del régimen uribista de Duque por destruir el gobierno bolivariano de Nicolás Maduro, como parte de una estrategia intervencionista de Donald Trump en la que participa también Bolsonaro, el jefe del fascismo brasilero.

Es por esa razón que el nuevo conflicto social y armado colombiano (Farc nueva Marquetalia, Farc Duarte y Eln) hay que analizarlo desde una perspectiva geopolítica, la cual que sugiere que el “siglo XXI se caracteriza por una disputa y una transición hegemónica. En términos económicos ya es un siglo chino. Políticamente, las alianzas alrededor del eje Rusia/China van aglutinando fuerzas que aceleran la decadencia norteamericana.»

“La salida de sus tropas de Afganistán representa… un símbolo marcante de la importancia norteamericana para seguir definiendo los rumbos del mundo. Irak, Siria, entre otros, son epicentros de otros tantos conflictos en que el siglo XXI tiende a confirmar la más importante transición hegemónica en el mundo desde hace más de dos siglos [6]», pues la vieja potencia imperial que ahora quiere montar una guerra de drones en las fronteras de Venezuela está hundida en el pantano de sus contradicciones y debilidades.

Notas

[1] Sobre el papel de la cooperación internacional en la implementación de acuerdos de paz consultar el texto de Oscar Mateos Martin en el siguiente enlace electrónico consultado el 8 de marzo del 2020 https://bit.ly/2PVsrQk

[2] Ver al respecto la nota en el siguiente enlace electrónico consultado el 8 de marzo del 2020 https://bit.ly/2TODVGz

[3] Ver al respecto en el siguiente enlace electrónico consultado el 8 de marzo del 2020 https://bit.ly/2VWu6cu

[4] Ver al respecto el siguiente enlace electrónico consultado el 8 de marzo del 2020 https://bit.ly/2vSaKKT

[5] Ver dicho texto en la página 56 del Acuerdo de paz en el siguiente enlace electrónico consultado el 8 de marzo del 2020 https://bit.ly/3aABtu7

[6] Ver Emir Sader en el siguiente enlace electrónico consultado el 8 de marzo del 2020 https://bit.ly/3aE4d56

CALPU

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