El cese de hostilidades concluido entre Estados Unidos e Irán redefine los conflictos en el Medio Oriente y desplaza la guerra hacia el Mar Negro. Aunque es aún demasiado pronto para prever de qué manera va a evolucionar la rivalidad entre Riad y Teherán o para saber con exactitud qué pasará en Turquía, lo que sí puede verse claramente es que nos dirigimos hacia la paz en Yemen y en Siria.
El suicidio europeo ante Turquía
Al firmar con Turquía un acuerdo –por lo pronto ilegal a la luz del derecho internacional– para frenar la oleada de migrantes, los dirigentes de la Unión Europea dan un nuevo paso en lo que podríamos llamar su pacto con el diablo. Gran parte de los 3 000 millones de euros asignados a Ankara irán a parar al financiamiento de los yihadistas y, por tanto, incrementarán la cantidad de migrantes que huyen de la guerra. Por cierto, al levantar, en los próximos meses, la exigencia de visas a los ciudadanos turcos, los europeos instituyen de hecho la libre circulación entre los campamentos de al-Qaeda y Bruselas. Al imponer a los pueblos de Irak y Siria la amenaza y la opresión de los yihadistas, a los que financian indirectamente, y al abandonar al pueblo turco entre las garras de la dictadura del presidente Erdogan, los europeos sientan las bases de un amplísimo enfrentamiento del que ellos mismo acabarán siendo víctimas. Leer más