Estado de México 2017: Otro fraude electoral

x Ramón Magaña
Uno más. El primero a Morena, el tercero contra la figura de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Un grano de arena más en las playas fraudulentas de la historia nacional. Procedimiento por el cual las clases oligárquicas se han perpetuado en el poder casi desde la fundación de la República, desde aquellos tiempos en que don Porfirio Díaz se proclamaba presidente con el 99% de la votación a favor o, por ejemplo, a mediados del siglo XX, cuando el PRI financiaba a los partidos opositores para que durante las jornadas electorales diera la impresión de que había distintas opciones para el electorado mexicano, hasta los días que corren, en que se echa a andar la maquinaria de compra de votos, intimidación violenta a la oposición, se coloca como funcionarios electorales a miembros de bajo perfil del mismo grupo en el poder y se controlan los principales medios de comunicación convencionales para mojar la brocha con la que se pinte un nuevo atentado a la democracia mexicana.

Lo habíamos advertido. Lo veíamos venir y aun así, nos encontramos ya en el día después de un nuevo fraude electoral que combinó las dos primeras estrategias utilizadas contra la figura de AMLO: adulteración de las actas electorales ingresadas al sistema de conteo, así como la manipulación del algoritmo que va determinando el resultado conforme se cuentan las casillas, por un lado, y la compra masiva del voto mediante los programas de asistencia social; la serie de actos de intimidación a los militantes y los electores de Morena con todo tipo de violencias extra institucionales; el condicionamiento de cargos para funcionarios estatales y de toda dependencia del gobierno del Estado de México; el chantaje y control sobre concesionarios de transporte, contratistas y comerciantes de todo el Estado de México; la utilización de los medios de comunicación, así como de Bots en redes sociales para atacar a la candidata de Morena, Delfina Gómez, etc.
Para las huestes PRIANRDistas se trató de un acto de “seguridad nacional”, de un “fraude patriótico” como los que hacía el viejo PRI de mediados del siglo XX para detener a la oposición que contraviniera demasiado su esquema de gobierno. Los principales partidos nacionales hicieron una alianza que trascendió la mera elección del Estado de México: entre los tres se repartieron la jornada electoral del domingo en todo el país: la alianza PAN-PRD se quedó con la gubernatura del Estado de Nayarit, así como con la mayoría de las alcaldías disputadas en el estado de Veracruz, con 108 de las 212 totales; Coahuila aun no se define pero el próximo gobernador será del PAN o del PRI, lo que no representa una diferencia genuina. El Estado de México, la joya de la corona, se le queda a los tricolores, quienes ya negociaron con sus aliados en los demás Estados para quedarse ellos con el más importante pedazo del botín.
¿Y qué obtuvo Morena? 16 ayuntamientos en Veracruz, de entre los cuales destacan la capital, Xalapa, así como Coatzacoalcos, Orizaba, Poza Rica y Minatitlán. En Nayarit ý Coahuila no compitió con fuerza y sólo se lleva una derrota que demuestra que el norte del país no cuenta con una presencia de partidos de izquierda capaces de hacer contrapeso al PRIANRD. El partido comandado por AMLO enfocó todas sus energías en la elección del Estado de México, con el mismo López Obrador protagonizando más del 60% de los actos de campaña de Delfina Gómez, una candidata que nunca pudo construir una campaña de fuerte presencia personal y articulación de un mensaje político contundente, claro y con la firmeza capaz de plantarle cara al PRI en su terruño preferido.
Morena gana la mayoría de los votos depositados en las urnas por los habitantes del Estado de México, mismos que salieron a votar con la intención de sacar al PRI del gobierno estatal y que ahora enfrentan la imposición descarada del PRImazo Alfredo del Mazo, miembro familiar de la pandilla de Peña Nieto. Asimismo, gana en popularidad a lo largo del país, pues ha quedado claro que, al menos en el terreno institucional, es la única oposición verdadera a la red mafiosa de los partidos políticos mexicanos.
No obstante, Morena pierde también por una estrategia política caudillista que se ve rebasada por el poder institucional del PRI y sus achichincles, por la extensión nacional e internacional de influencias y acciones que desestabilizan la democracia en México. Pierde por reproducir en su seno, aunque en menor escala, las prácticas de designación de puestos políticos por dedazo, por designación elitista sin pasar por un proceso democrático interno; por reciclar a los mismos que ayer militaban en los partidos de la “mafia del poder” y que hoy son recibidos sin mayores reservas al partido con la bendición de AMLO y su círculo íntimo; pierde por no plantearse la jornada electoral del día de ayer como una contienda de alcances nacionales. Muchos fueron los errores, los tropiezos de este partido y su líder, quien no conoce la autocrítica, quien no escucha a las voces de la izquierda disidente que no cuadran con su proyecto personal de ser presidente de México, quien fue capaz incluso de hacer alianza con el grupo de Elba Esther Gordillo, misma que participó activamente en el fraude electoral de 2006 que impuso a Felipe Calderón en la presidencia de México, para intentar ganar votos y documentos que le permitan llevar adelante su guerra personal con Miguel Ángel Yunes Linares, actual gobernador de Veracruz.
La derrota fraudulenta del 4 de Junio, debe llevar a Morena a una autocrítica saludable que ponga en entredicho sus acciones, sus planes políticos y su estrategia para competir el año entrante por la presidencia de la República. Queda por verse cuáles serán las acciones emprendidas por Morena para intentar apelar el resultado en el Estado de México. Sin embargo, no es sólo a Morena a quien ha derrotado el PRI, sino a todos los mexicanos. Se nos ha vuelto a aplicar la misma fórmula de cada seis años desde, cuando menos, 1988. La pregunta no es ¿qué van a hacer AMLO y Morena para defender el voto?, sino ¿qué van a hacer los mexicanos para defender sus votos y hacer que se acate lo que deciden en las urnas? Hoy por la mañana ya Delfina Gómez dio la primera señal de una estrategia que ha sido desgastada en las últimas dos elecciones fraudulentas: esperar al resultado definitivo que se dará a conocer el miércoles por el Instituto Electoral del Estado de México, mismo que está totalmente controlado por Peña Nieto.
Si Morena y López Obrador se van a ceñir a los canales institucionales de siempre, mendigando legalidad en la ilegalidad, apelando a la razón en un régimen irracional, plañendo por justicia en un sistema absolutamente injusto, pues podemos dar por acabada la contienda y retirarnos a soportar seis años más de PRIANRD en el Estado de México, Nayarit, Coahuila y Veracruz. Es necesario que los mexicanos nos demos cuenta que los caudillismos del siglo veintiuno sólo sirven para indicarnos exactamente lo que no debemos hacer si queremos cambiar la situación desesperadamente catastrófica en la que ya estamos hundidos. Que las opciones de cambio por vía electoral están definitivamente cerradas, incluso para un reformista tibio como AMLO, quien prometió amnistía (impunidad) a Peña Nieto y su pandilla, quien ha pactado con Elba Esther Gordillo y quien recicla por la puerta de enfrente lo que el PRIANRD echa a la basura por la puerta de atrás, como ya lo demostró el caso de Eva Cadena.
Hoy, lunes 5 de junio, la ciudad de México amanece tranquila, rutinaria y contaminada como cada día gris que transcurre en el México actual, cansado y fatigado aun antes de comenzar a dar la verdadera pelea, esa que ya está en marcha y en la cual Peña Nieto y su pandilla nos llevan la delantera y nos están aniquilando. Parece ser que nuevamente los aires de cambio se convierten en humo irrespirable para desvanecerse y alargar, una vez más, el “después” en una trayectoria sin final.

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