Marx y la pequeña burguesía. Mensaje del Comité Central a la Liga de los Comunistas

x OLEP/Fragua

Durante el mes de marzo de 1850, hace 171 años, en Alemania se reorganizaba la Liga de los Comunistas, fundada por Marx y Engels, quienes buscaban la transformación de la sociedad capitalista en una más justa. Para esta reorganización se lanzó un mensaje hacia los

integrantes de la Liga, donde se hacía un análisis de la realidad, pero sobre todo se exponía la actitud que debía tomar el partido obrero frente a la pequeña burguesía, quien en ese momento era oposición al gobierno burgués y aspiraba a tomar el poder.

Ahora nosotros debemos recordar y retomar la experiencia obrera de esos años que, como veremos en el artículo, sigue vigente a pesar del tiempo, pues lo importante del marxismo es cómo aplicamos ese análisis a nuestra realidad concreta y la llevamos a la práctica para transformar nuestra sociedad.

Primero que nada, es importante recordar que el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y el actual gobierno son de ideología pequeñoburguesa, que buscan conciliar a dos clases sociales irreconciliables (burguesía y proletariado), lo que los lleva a contradicciones internas y evidentes. De ahí en casos como Mario Delgado, Ricardo Monreal, Higinio Martínez (en Texcoco), entre otros, quienes aspiran a mantener el neoliberalismo y a alcanzar mayores privilegios a costa del pueblo trabajador.

Teniendo esto claro podemos entrar en materia y hacer un análisis del Mensaje del Comité Central a la Liga de los Comunistas. Marx y Engels hacían una caracterización de la pequeña burguesía y decían que, lejos de desear una transformación revolucionaria de la sociedad (derrocar el capitalismo), tendía a un cambio de orden social que hiciera su vida más confortable. Por eso reclamaban:

•         Una reducción de los gastos del Estado por medio de una limitación de la burocracia y la imposición de cargas tributarias sobre los grandes burgueses.

•         Fin a la presión del gran capital sobre el pequeño, creando instituciones crediticias del Estado donde el pequeño comerciante pudiera obtener esos créditos en vez de pedírselos a los capitalistas.

•         Impedir el crecimiento exponencial del capital, limitando el derecho de herencia y poniendo en manos del Estado un mayor número de empresas.

•         Para el caso de los obreros, mantener su posición como asalariados, pero con mejores condiciones, como salarios más altos (esta medida pequeñoburguesa rompe con el espíritu revolucionario del proletariado, pues olvida la necesidad de transformar la sociedad en una más justa).

Hasta aquí vemos que estas características coinciden con el nuevo gobierno, que ha impulsado constantemente una austeridad en su interior para reducir los gastos del Estado, así como bastantes programas de apoyo con créditos a la palabra para el pequeño comerciante y campesino. Además, ha mantenido y fortalecido las empresas pertenecientes al Estado, como Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), aunque se ha visto más limitado en esa centralización de empresas, pues ha evitado confrontarse con la burguesía.

Por otro lado, ha aumentado el salario mínimo e, incluso, comenzó un proceso para limitar el outsourcing y así beneficiar a la clase trabajadora, aunque no se ha logrado aplicar del todo. Mucho ojo, el exponer estas medidas tomadas por el actual gobierno y definirlas como pequeñoburguesas, cuyo objetivo es fortalecer la dominación del capital sobre el trabajo, no significa que estamos en contra de ellas.

Lo importante aquí es hacer ese análisis y retomar las experiencias de Marx y Engels, quienes también comentaron que no todos los demócratas pequeñoburgueses hacen suyas estas exigencias y que, para quienes las hacen, suponen que es lo máximo a lo que puede llegar una revolución o, en este caso, una Cuarta Transformación.

Pero nuestros intereses como proletarios van más allá de estas exigencias que al final son limitadas. Nuestro objetivo histórico es derrocar al capitalismo y construir el socialismo, caminar hacia una sociedad sin clases, sin explotados ni explotadores. Esto no significa que nos vamos a pelear con el pueblo trabajador y explotado que cree y apoya al Morena. Lo que quiere decir es que debemos tener una actitud crítica y científica hacia el comportamiento político y la ideología pequeñoburguesa que hoy se expresa en el Poder Ejecutivo y que busca mantener el Poder Legislativo en las elecciones de este año.

Marx y Engels nos explican que, en este periodo, que hoy podríamos llamar de elecciones, la pequeñaburguesía exhorta al proletariado a la unión y reconciliación, tratando de crear un gran partido de oposición, es decir, trata de arrastrar al proletariado a un partido donde sus reivindicaciones han de mantenerse reservadas en aras de la tan deseada paz. Ejemplo de lo anterior son los llamados a no criticar a lo más podrido del Morena para no “fortalecer” a los neoliberales, a la reacción, a los que quieren el “regreso al pasado”.

En oposición a esto, el proletariado debe procurar una organización independiente, presentando sus demandas al lado de los demócratas y comprometiéndolos a cumplirlas. El proletariado organizado de manera independiente debe forzar al presente gobierno a concentrar el mayor número de fuerzas productivas en manos del Estado y a llevar al extremo sus propias propuestas más democráticas, pues en los hechos actúan y actuarán como simples reformistas.

A pesar de los años, sigue vigente el marxismo como ciencia que orienta nuestra práctica política, pues hoy vemos cómo el Morena llama a la unión y a la reconciliación para poder ganar las elecciones de este año y, para ello, deja de lado las reivindicaciones proletarias, como la eliminación del outsourcing, o las limita sin llevarlas hasta las últimas consecuencias, no sea que los dueños del capital trasnacional se enojen.

Es nuestra labor, entonces, exigir que se cumplan estas demandas, que se expropien las empresas del sector energético y demás empresas y medios de producción. Pero, sobre todo, crear una organización independiente de carácter proletario que busque la transformación radical de la sociedad, el socialismo.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección de Marxismo hoy del No. 64 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), abril, 2021.

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