Los Tribunales de Nuremberg y de Tokio permitieron a los Aliados exponer los crímenes que las potencias del Eje habían perpetrado durante la Segunda Guerra Mundial y, al mismo tiempo, justificar el precio de su propia victoria y su dominación sobre el mundo. Bajo ese mismo esquema, Washington creyó poder juzgar y condenar a 120 dirigentes sirios, incluyendo al presidente Bachar al-Assad, para justificar su propia guerra y el derrocamiento de la República Árabe Siria. No tenía más que inventar los crímenes…
El síndrome del este de Alepo
Mientras las grandes potencias que impartían órdenes a los yihadistas en el este de Alepo fingen interesarse por la suerte de los habitantes de la ciudad para sacar de allí a sus propios militares, nadie parece entender realmente el drama que los sirios han vivido en esa ciudad. Contrariamente a las declaraciones de los dirigentes occidentales, no son los bombardeos lo que ha llevado sufrimiento a la población de Alepo sino la ocupación de una parte de su ciudad por un ejército de yihadistas extranjeros que impuso el reino de su versión de la «sharia». Algunos pobladores sufren ahora un grave disturbio sicótico: el síndrome del este de Alepo.