Una delgada línea roja: la OTAN no puede permitirse perder Kabul y Kiev en poco tiempo
x Pepe Escobar
Comencemos con los gasoductos. Hace casi siete años, mostré cómo Siria fue la última guerra por “Pipelineistan” . Damasco había rechazado el plan -estadounidense- de un gasoducto Qatar-Turquía, en beneficio del Irán-Irak-Siria (para lo cual se firmó un memorando de entendimiento).
Lo que siguió fue una campaña concertada de “Assad debe irse”: una guerra de poder como el “camino hacia el cambio de régimen”. El dial tóxico aumentó exponencialmente con la instrumentalización del ISIS, otro capítulo más de la guerra del terror. Rusia derrotó al ISIS, impidiendo así el cambio de régimen en Damasco. El oleoducto favorito del Imperio del Caos mordió el polvo.
Ahora, el Imperio finalmente ha cumplido con su vendetta, haciendo estallar los oleoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2, que transportaban o estaban a punto de transportar gas ruso a los competidores industriales de EEUU: los países de la Unión Europea.
Ahora sabemos que la Línea B del Nord Stream 2 no fue golpeada y está lista para funcionar. Reparar las otras tres líneas no sería un problema: según los ingenieros navales es cuestión de dos meses. El acero de los Nord Streams es más grueso que el de los barcos modernos. Gazprom se ha ofrecido a repararlos, siempre que los europeos se comporten como adultos y acepten estrictas condiciones de seguridad (y paguen por la reparación).
Lamentablemente esto no va a suceder. Nada de lo anterior se discute en los medios de comunicación de la OTAN. Eso significa que su Plan A sigue vigente: crear una escasez artificial de gas natural que conduzca a la desindustrialización de Europa. Todo parte del Gran Reinicio, rebautizado como «La Gran Narrativa».
Mientras tanto, el Show de los Muppets de la UE está discutiendo el noveno (!) paquete de sanciones contra Rusia. Y Suecia se niega a compartir con Rusia los resultados de la dudosa “investigación” de la OTAN sobre quién hizo estallar Nord Streams.
En la Semana de la Energía Rusa, el presidente Putin resumió los últimos hechos .
-Europa culpa a Rusia por la confiabilidad del suministro de energía a pesar de que estaba recibiendo todo el volumen que compró bajo contratos fijos.
-Los “orquestadores de los ataques terroristas del Nord Stream son los que se benefician de este sabotaje terrorista”.
-Reparar las tuberías de Nord Stream «solo tendría sentido en caso de operación y seguridad continua».
-Comprar gas en el mercado al contado supondrá una pérdida de 300.000 millones de euros para Europa.
-La subida de los precios de la energía no se debe a la Operación Militar Especial (SMO), sino a las propias políticas de Occidente.
Sin embargo, el espectáculo debe continuar. Mientras la UE prohíbe comprar energía rusa, la eurocracia de Bruselas dispara su deuda con el casino financiero. Los amos imperiales se ríen con esta forma de colectivismo, mientras continúan beneficiándose con los mercados financieros para saquear a naciones enteras.
El factor decisivo no está en Europa: Los psicópatas straussianos/neoconservadores que controlan la política exterior de Washington podrían eventualmente dejar de armar a Kiev y comenzar negociaciones con Moscú, aunque solo después de que sus principales competidores industriales europeos quiebren.
Pero incluso eso no sería suficiente, porque uno de los mandatos «invisibles» para la OTAN es capitalizar, por los medios que sean necesarios, los recursos alimentarios en toda la estepa “póntico-caspio”: estamos hablando de 1 millón de km2 de producción de alimentos desde Bulgaria hasta la frontera con Rusia.
Judo en Járkov
La SMO ha pasado rápidamente a una CTO (Operación Antiterrorista) “suave” incluso sin anuncio oficial. El enfoque sensato del nuevo comandante general (con carta blanca del Kremlin) el general Surovikin, habla por sí solo.
No hay absolutamente ningún indicador que apunte a una derrota rusa en ningún lugar a lo largo de la línea de un frente de más de 1.000 km de largo. La retirada de Járkov puede haber sido un movimiento de judo.
Esta retirada “táctica” llevó a las fuerzas de Kiev, y a sus interventores de la OTAN, a regodearse con la «huida» de Rusia, abandonar toda precaución e ir a por todas, incluso embarcarse en una espiral de terror, desde el asesinato de Darya Dugina hasta el intento de destrucción de Krymskiy Most (el puente de Crimea).
Los medios de comunicación del Sur Global han reconocido en sus “Daily Morning Missile Show” que la respuesta rusa a las acciones de un estado terrorista es legal y legitima. Putin pudo haber sacrificado, por un tiempo, una pieza en el tablero de ajedrez: la ciudad de Járkov. Después de todo, el mandato de la SMO no es mantener el territorio, sino desmilitarizar Ucrania.
Moscú incluso ganó después de la retirada de Járkov: el ejército ucraniano utilizó casi todo su armamento en la ofensiva, solo para que los rusos hicieran prácticas de tiro sin parar causando enorme destrucción.
Járkov ha sido clave porque puso en marcha movimientos que eventualmente pueden permitir a Putin ir por un jaque mate. Con una del Operación Antiterrorista «suave», basado en ataques de misiles, ha provocado que el Occidente colectivo actué como un montón de pollos sin cabeza.
Paralelamente, los sospechosos habituales continúan tejiendo una nueva “narrativa” nuclear. El ministro de Relaciones Exteriores, Lavrov, se ha visto obligado a repetir hasta la saciedad que, según la doctrina nuclear rusa: “un acción de este tipo sólo puede ocurrir en respuesta a un ataque que ponga en peligro la existencia de la Federación Rusa”.
El objetivo de los psicópatas de Washington DC, en sus salvajes sueños húmedos, es provocar a Moscú para que use armas nucleares tácticas en el campo de batalla. Este fue otro vector del ataque terrorista al puente de Crimea. Los siniestros planes de la inteligencia británica han quedado en nada, por el momento, después del nombramiento del general Surovikin (el general “Armagedón”).
La histérica máquina propagandística straussiana/neoconservadora está frenética y preventivamente dirige todos sus dardos envenenados contra Putin: está “arrinconado”, está “perdiendo”, está “desesperado, por lo que podría lanzar un ataque nuclear”.
No es de extrañar que el Reloj del Día del Juicio Final establecido por el Boletín de los Científicos Atómicos en 1947 ahora se haya colocado a solo 100 segundos de la medianoche. Justo en la «puerta del infierno». Aquí es donde nos está llevando un grupo de psicópatas estadounidenses.
La vida a las puertas del Doom (del infierno)
Mientras el Imperio del Caos, las Mentiras y el Saqueo está petrificado por el sorprendente Doble Fallo de la OTAN con su ataque económico/militar, en Moscú se prepara sistemáticamente la próxima ofensiva militar. Tal como está la situación, está claro que el eje anglonorteamericano no negociará. No lo ha intentado durante los últimos 8 años, y ahora no está dispuesto a cambiar de rumbo, a pesar que se lo pide un coro angelical que va desde el papa Francisco I hasta Elon Musk.
En lugar de ir a por todas, Putin apela a su paciencia taoísta para evitar soluciones militares. El terror en el puente de Crimea puede haber cambiado las reglas del juego. Los rusos no se han quitado del todo los guantes de terciopelo: la rutina aérea del General Armagedón aún puede verse como una advertencia, relativamente cortés. Incluso en su último discurso, que contenía graves acusaciones contra Occidente, Putin dejó en claro que siempre está abierto a las negociaciones.
Sin embargo, a estas alturas, Putin y el Consejo de Seguridad ruso saben por qué los estadounidenses simplemente no pueden negociar. Ucrania puede ser solo un peón en su juego, pero paralelamente es uno los nodos geopolíticos clave de Eurasia: quienquiera que lo controle, aprovechará de una “profundidad estratégica” adicional.
Los rusos son conscientes que los sospechosos habituales están obsesionados con hacer estallar el complejo proceso de integración de Eurasia, comenzando con el BRI (Iniciativa de la Franja y la Ruta o Nueva Ruta de la Seda) de China. No es de extrañar que importantes instancias en Beijing estén “inquietas” con la guerra. Porque este escenario es muy malo para los negocios entre China y Europa que se realizan a través de los corredores trans-euroasiáticos.
Putin y el Consejo de Seguridad ruso también saben que la OTAN abandonó derrotada Afganistán – un fracaso absolutamente miserable- para colocar todas sus fichas en Ucrania. Así que perder Kabul y Kiev sería el último golpe mortal: hacerlo significaría dejar el siglo XXI a manos de la asociación estratégica Rusia-China-Irán.
Los sabotajes de los Nord Streams y del Puente de Crimea revelan la desesperación. Los arsenales de la OTAN están virtualmente vacíos. Lo que queda es una guerra de terror: una Sirización (en realidad ISIS-zación) del campo de batalla. Gestionado por una OTAN sin cerebro y actuado sobre el terreno con una tropa de carne de cañón de mercenarios de al menos 34 naciones.
Entonces, Moscú puede verse obligado a llegar hasta el final, como ha dicho “el Totally Unplugged” Dimitri Medvedev (vicepresidente del Consejo de Seguridad): ahora se trata de eliminar un régimen terrorista, desmantelar totalmente su aparato político-de seguridad y luego facilitar el surgimiento de una entidad diferente. Y si la OTAN lo trata de impedir, el choque directo será inevitable.
La delgada línea roja que la OTAN no pueden permitirse es perder Kabul y Kiev en poco más de un año. Por eso necesitaron dos actos de terror, en Pipelineistán y en Crimea, y lo que consiguieron fue estampar una línea roja mucho más clara y exaltada: Rusia no permitirá que el Imperio controle Ucrania, cueste lo que cueste. El conflicto está intrínsecamente relacionado con el futuro de la Asociación de la Gran Eurasia. Bienvenido a la vida a las puertas del Infierno.
observatoriocrisis.com