Nuevos proyectos de infraestructura ¿Desarrollo económico para el pueblo?

x OLEP/Fragua

PARA QUE UN PAÍS desarrolle su economía y pueda satisfacer la demanda creciente de bienes materiales que requiere una población, necesita desarrollar sus medios de producción; es decir, el conjunto de máquinas, fábricas, herramientas de trabajo y medios de transporte necesarios para la producción y traslado de las mercancías y que satisfacen todo lo relacionado con la alimentación, calzado, vivienda, medicina, y mil cosas más que nos rodean todos los días en nuestra vida.

Pero los medios de producción por sí mismos no generarían ni un solo producto, se requiere forzosamente del trabajo humano (fuerza de trabajo) para echar andar las máquinas y también para revolucionarlas y modernizarlas. A este conjunto de los medios de producción y la fuerza de trabajo se le conoce como fuerzas productivas. Es el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de los hombres para la producción lo que determina los distintos modos o sistemas de producción que han marcado la historia de la humanidad: comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo, capitalismo y socialismo.

En el sistema capitalista, que es el dominante actualmente, las relaciones sociales para la producción se basan esencialmente en que la clase burguesa y oligarca tiene bajo su control todos los medios de producción, mientras la clase proletaria, desposeída de dichos medios, cambia su fuerza de trabajo por un salario para sobrevivir. Esta relación desigual, desproporcional e injusta es la causa de la explotación de unos cuantos sobre la inmensa mayoría de trabajadores.

Pero, ¿a qué viene toda esta explicación? Precisamente por los cambios que se están dando en nuestro país con la política del nuevo gobierno. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anunció con bombos y platillos el impulso de 1,600 proyectos de infraestructura durante su sexenio para reactivar la economía, dentro de los cuales destacan cuatro proyectos insignia: el tren maya, el corredor transístmico, el aeropuerto de Santa Lucía y la refinería de Dos Bocas.

Estos proyectos contarán no sólo con la inversión pública, sino, principalmente, con la iniciativa privada, bajo el argumento de que el Estado no cuenta con suficientes ingresos para invertir en obras de esta magnitud. La inversión de capital privado se propaga como ¡la única opción! para el desarrollo de nuestro país, aunque bajo la lógica capitalista y neoliberal así es, pero ¿acaso AMLO no se planteó terminar con el neoliberalismo? Entonces, ¿por qué seguir fortaleciendo a los empresarios neoliberales de siempre?

Vemos cómo la burguesía se frota las manos por esta “gran oportunidad” que se le brinda para invertir y generar bienestar y desarrollo en nuestro país. Como representantes de esta burguesía destacan Carlos Slim, de grupo Carso; Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, y Antonio del Valle Perochena, presidente del Consejo Mexicano de Negocios. Ellos desfilan por Palacio Nacional y tratan directamente con el presidente, pues “negocios son negocios”.

Por ejemplo, el magnate Carlos Slim, el primer hombre más rico de México, quien invirtió y se benefició en los pasados sexenios con la política neoliberal, hoy se acomoda con la “cuarta transformación” como uno de los favoritos del nuevo gobierno; AMLO está feliz, feliz de que Slim tenga una “actitud muy positiva para invertir en México”, ya que sin el apoyo de los grandes empresarios… ¿a dónde vamos a parar?

Si bien es cierto que algunos proyectos de infraestructura significarían el desarrollo de las fuerzas productivas en México, que durante muchas décadas se abandonó, los que aquí describimos se fundamentan en perpetuar la acumulación de capital por sobre los impactos negativos y desproporcionales a la naturaleza, así como en la imposición, represión y ruptura del tejido social que frena la organización del pueblo. Es decir, en los hechos, las relaciones sociales para la producción se mantienen intactas y se perpetúa el avance del capitalismo.

Por más que se diga que estamos en una nueva transformación, el modo de generar la riqueza no se transforma ni se limita. La burguesía mantiene bajo su control gran parte de la tierra, las minas, las fábricas, transporte, comunicaciones… y, principalmente, el capital financiero. Con la inversión privada que se anuncia como necesaria para los proyectos de infraestructura, un sector de la burguesía no pierde ni una centésima parte de su capital, al contrario, mantiene sus concesiones, gana licitaciones, se recupera y acrecienta su riqueza con nuevas utilidades. Para ellos es fácil ganar-ganar, pero nosotros, los trabajadores, seguiremos condicionados a obtener un trabajo con un salario para sobrevivir, ansiando todos los días que haya nuevas oportunidades para salir adelante.

Aceptamos sin cuestionar cuando se dice que gracias a la inversión privada se generarán millones de empleos y ésta es la “única manera de solucionar los problemas de México”. Pero no tomamos en cuenta que, como se explica al inicio de este artículo, somos los trabajadores, los proletarios, los que echamos a funcionar los medios de producción y generamos la riqueza social de la que se apropia la burguesía.

¿Aspiramos al desarrollo económico de nuestro país? Sí. ¿Es necesaria la creación de empleos para el pueblo? Sí. ¿Qué proponemos para llevarlo a cabo? En nuestro Programa Mínimo de Lucha, proponemos la recuperación y centralización de las más de 1,155 empresas que eran administradas por el Estado (hoy en manos de los neoliberales), que la riqueza generada socialmente sea distribuida para resolver las necesidades del pueblo, con respeto a los derechos humanos y a la organización independiente del pueblo, sus comunidades y a la naturaleza.

Como objetivo final, buscamos transformar el modo y las relaciones de producción. Esto se logrará en un sistema económico socialista, donde la riqueza generada por los trabajadores satisfaga las necesidades de todo el pueblo, con un nuevo tipo de Estado, cuando un gobierno que vele por los intereses de la clase trabajadora sea el administrador de los medios de producción.

Te invitamos a leer nuestro Programa Mínimo de Lucha, donde proponemos medidas concretas para acabar con el neoliberalismo y sentar las bases para la transformación socialista de nuestro país.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección de Análisis del No. 48 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Noviembre-Diciembre, 2019.

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