La «revolución» de lo posible
x OLEP/Fragua
El reciente triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones ha logrado que muchos historiadores y muchas organizaciones políticas regresen a la revisión crítica de nuestra historia para encontrar en ella paralelismos o guías que nos permitan comprender nuestro presente y dibujar un futuro, o más específicamente, hasta dónde podemos llegar en estas nuevas circunstancias en las que los partidos neoliberales fueron derrotados mediante las urnas.
El fantasma de Victoriano Huerta, el traidor y asesino, ronda: ¿Quién o quiénes serán los Huertas? ¿En quién o en quiénes va a confiar López Obrador, así como confío Madero, para después ser su víctima?
Pero no sólo el fantasma de Huerta recorre la mente de los mexicanos, también lo hace el fantasma de Ricardo Flores Magón y del Partido Liberal Mexicano (PLM).
Pedro Salmerón, historiador mexicano y articulista de La Jornada publicó un artículo titulado “Flores Magón, o la parábola de lo (im) posible”, el 10 de julio en la sección Opinión.
El Istmo de Tehuantepec es, por la fuerza de los vientos, los más intensos de México, una región estratégica para la producción de energía eólica. En el Istmo se sitúa el complejo Oaxaca II-III-IV, propiedad de Acciona: tres parques eólicos -con capacidad operativa de 306 megavatios- inaugurados en 2012 por el expresidente Felipe Calderón con el reclamo de ser “el mayor complejo eólico de América Latina”. En 2016 otro exmandatario, Enrique Peña Nieto, participó en el acto inaugural de la Central Eólica Sureste I (segunda fase), con una capacidad de 100 megavatios y una inversión de Enel Green Power de 157 millones de dólares. Se ubica en el municipio oaxaqueño de Asunción Ixtaltepec.