Terminemos con el neoliberalismo
x OLEP/Fragua
En algo coincidimos con Andrés Manuel López Obrador (AMLO): este sexenio debe ser el fin del neoliberalismo (como lo afirmó el 23 de agosto de este año), ya que es una política económica que sólo beneficia a la oligarquía financiera y a la burguesía trasnacional, mientras millones de mexicanos sufren bajos salarios, desempleo, sobrexplotación, despojo, destrucción de la naturaleza, represión, detención-desaparición, ejecución, robo, trata de personas y un sinnúmero de males más.
Desde nuestro punto de vista el neoliberalismo debe terminarse por la vía de los hechos: no bastan las declaraciones, es necesario atacar el mal de raíz y arrancarlo para que nunca más se ensañe con los hijos del pueblo. Y esa raíz se llama capitalismo: un sistema económico y social que se fundamenta en la propiedad privada de los grandes medios de producción, y en la de la riqueza que genera el pueblo trabajador en la producción.
El Istmo de Tehuantepec es, por la fuerza de los vientos, los más intensos de México, una región estratégica para la producción de energía eólica. En el Istmo se sitúa el complejo Oaxaca II-III-IV, propiedad de Acciona: tres parques eólicos -con capacidad operativa de 306 megavatios- inaugurados en 2012 por el expresidente Felipe Calderón con el reclamo de ser “el mayor complejo eólico de América Latina”. En 2016 otro exmandatario, Enrique Peña Nieto, participó en el acto inaugural de la Central Eólica Sureste I (segunda fase), con una capacidad de 100 megavatios y una inversión de Enel Green Power de 157 millones de dólares. Se ubica en el municipio oaxaqueño de Asunción Ixtaltepec.