¿Por qué tanto pleito si los cuatro candidatos son lo mismo?

x OLEP/Fragua

Las verdades generales no le enseñan al proletariado a tener consciencia de sus fuerzas y de las posibilidades de su participación en las coyunturas; no le enseñan los objetivos inmediatos y las tareas inmediatas a cumplir. Las verdades generales no permiten a los agrupamientos políticos del proletariado determinar con exactitud su táctica para fortalecerse como opción política frente al resto de las clases dominadas y como oponente real de la burguesía.

Las verdades generales no permiten que la táctica del proletariado fortalezca su estrategia de lucha y, en este sentido, lo alejan de la posibilidad de alcanzar sus objetivos históricos: la toma del poder político y la construcción del socialismo.

Es común leer en muchos textos de diferentes agrupaciones de vanguardia de los proletarios en México que en estas elecciones del 2018 los cuatro candidatos presidenciales son lo mismo, que gane quien gane, gana el capitalismo, que las pugnas interburguesas sólo se dan para definir qué grupo de la burguesía o fracción será la dominante. Sólo se llega a plantear que lo que está en juego es la gestión del neoliberalismo, y que gane quien gane las condiciones del proletariado empeorarán.

Todas las afirmaciones anteriores son verdades, pero son verdades generales porque no le explican al proletariado las contradicciones de la lucha de clases. Ubican a la burguesía como el enemigo principal del proletariado y a los monopolios como representantes de la oligarquía financiera, lo cual es cierto; sin embargo, no le explican al proletariado quiénes son sus aliados en esta lucha contra su principal enemigo, no le explican cómo agudizar las contradicciones de clase dentro de la misma burguesía, no le explican las diferencias dentro de la burguesía y de qué manera el proletariado puede agudizarlas y aprovecharlas.

Mucho menos le explican en qué agrupamientos políticos la pequeña burguesía está representada y qué contradicciones tiene con la burguesía que también la somete; así como tampoco le explican por qué grandes contingentes del proletariado siguen a esa pequeña burguesía como si de verdad representara sus intereses históricos.

No le explican por qué algunos grandes magnates como Alberto Bailleres, el tercer hombre más rico de México, dueño del Palacio de Hierro, de Petro Bal; cómo Claudio X González, Carlos Slim o Germán Larrea, dueño de Grupo México que explota minas de plata y oro en nuestro país y en otros, llaman a sus empleados a no votar por Andrés Manuel López Obrador; no le explican por qué empresas como Herdez, Vasconia y Chedrahui hacen lo mismo; no explican las razones por las cuales el Consejo de Hombres de Negocios y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) hacen campaña entre sus empleados y los coercionan para no votar por el candidato de Morena.

Y si todos los candidatos son los mismos, entonces por qué las peleas, ¿acaso todo es ficticio? ¿Acaso las propuestas económicas de Morena son las mismas que las del PRIAN-PRD?

Si López Obrador propone liberar 25 kilómetros de toda la línea fronteriza con los Estados Unidos hacia el interior del país, con el fin de declararla libre de impuestos para las empresas y, al mismo tiempo, declara que en ese lugar habrá aumento salarial del 100% para los trabajadores, por supuesto que queda bien con la burguesía y la pequeña burguesía nacional; pero también con el proletariado y éste se alegra y ve con buenos ojos a López Obrador, aunque sabemos que la clase más beneficiada será la burguesía.

Si la historia la hacen las clases sociales ¿a qué clases representan los diferentes agrupamientos políticos que participan en las elecciones con registro o sin él? ¿A qué clases representan los candidatos? Porque en la historia de la lucha de las clases sociales, y Marx y Engels nos los muestran en diferentes escritos, existen agrupamientos políticos que pueden representar en un momento histórico determinado los intereses de diferentes clases sociales al mismo tiempo, o que estando juntos prevalecen unos sobre otros dependiendo del momento concreto de la historia.

Ya desde sus estudios de la lucha de clases de clases en Francia, Marx y Engels nos enseñaron cómo la burguesía industrial se alió con el naciente proletariado contra la aristocracia financiera, para después masacrarlo y desterrarlo.

Por su parte, nuestra historia nos enseña cómo las fuerzas burguesas y pequeño burguesas radicalizadas bajo la conducción de Carranza y Obregón construyeron una alianza con los proletarios representados en la Casa del Obrero Mundial para derrotar a Villa y a Zapata, y después mandarlos al paredón por llamar a una huelga por mejoras salariales.

Cierto, ningún candidato, ningún agrupamiento político con registro electoral pretende cambiar el sistema económico y social capitalista, todos son capitalistas, todos están contra el socialismo; pero a partir de esta verdad general decir que es lo mismo gane quien gane y en la forma en que gane, es tener pereza mental o no entender que en la dialéctica de la lucha de clases no es lo mismo la democracia burguesa que el fascismo; así como tampoco lo fue el Estado Benefactor que el neoliberalismo se ha encargado de destruir desde hace ya casi 40 años en todos los países que lo aplicaron cuando temían la amenaza de la revolución socialista.

Un alza salarial no elimina la explotación, pero mejora las condiciones de vida de los trabajadores para que los comunistas podamos ganar terreno en la organización del mismo.

No sentir que lo que la inmensa mayoría del pueblo quiere es que le den “un respiro” en lo económico, en seguridad, en todos los aspectos de la vida y decirles que todo es lo mismo, es arriesgarse a salir corriendo acusado de ser priista, porque el nivel de consciencia proletaria de la mayoría de nuestro pueblo es lo que le dice.

Por supuesto, compañeros esto que escribimos no es válido para todo México, pues en algunas regiones del país, en algunos sectores la lucha política del proletariado se fortalece, se expande, adquiere formas combativas y nuevas de enfrentar al opresor; pero no es la generalidad de lo que sucede.

Todas las fuerzas socialistas-comunistas sabemos que de esta coyuntura el capitalismo no saldrá debilitado nada más porque no hay socialistas en las papeletas, y que nuestra tarea es fijar la táctica para agudizar sus contradicciones para debilitarlo y para forjar la unidad de todos los agrupamientos políticos del proletariado que nos proponemos una trasformación profunda de nuestra sociedad.

¡Contra el despojo, la represión y la explotación; resistencia, organización y lucha por el socialismo!

Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP)

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