Soberanía alimentaria, para el pueblo necesaria. Demanda impostergable

x OLEP/Fragua

MAÍZ, FRIJOL, TRIGO panificable y arroz forman parte de los granos básicos de la alimentación del mexicano. El primero de ellos también forma parte importante de nuestra cultura. Siendo México su centro de origen, el maíz con sus 64 razas, ha sido sembrado y cosechado por el campesino e indígena a lo largo de país, desde su domesticación hace más de 8000 años. Este grano es consumido en forma de tortilla, bebida, pozole u otras maneras; incluso después de la Conquista este grano se siguió produciendo en el país como base de la alimentación del mexicano. Fue hasta el capitalismo con sus políticas neoliberales que lograron arrancarnos hasta nuestra alimentación básica, pues hoy día los granos básicos que consumimos en el país no los producimos nosotros.

En este artículo analizaremos el tema de la soberanía alimentaria, que incluimos dentro de los puntos 3 y 8 de nuestro Programa Mínimo de Lucha.

Primero, es necesario tener claro ¿qué es la soberanía alimentaria? Es el derecho de los pueblos a decidir sobre la forma de producción, distribución y consumo de los alimentos de manera sostenible y ecológica, destinada a la seguridad alimentaria, es decir, al acceso físico y económico a alimento suficiente, seguro y nutritivo para satisfacer las necesidades alimenticias de toda la población.

¿Por qué es importante la soberanía alimentaria? Porque es un factor determinante para que todo el pueblo trabajador tenga una vida digna, pues todos tenemos el derecho a alimentarnos de manera adecuada, cosa que en el capitalismo no sucede, pues las formas de producción y nuestros salarios miserables nos los impide.

¿Tenemos soberanía alimentaria después de 36 años de neoliberalismo?

Sin poder producir el total de lo que consumimos de granos básicos y oleaginosas (soya, girasol, cártamo) nos vemos en la necesidad de importar más de 30 millones de toneladas anualmente de estos productos, según los datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), principalmente el maíz amarillo, que dicho sea de paso la mayor parte viene de Estados Unidos, convirtiéndonos en el 9° país importador de productos agrícolas del mundo. Al mismo tiempo, somos el 10° país más exportador en esta área, exportando productos como cerveza, aguacate, frutos rojos, jitomate, entre otros, que en nada beneficia a los mexicanos, pues las ganancias son para las agroempresas.

Además, continuamos con los tratados que sacrificaron nuestra soberanía alimentaria durante el inicio del neoliberalismo, como el Tratado de Libre Comercio entre América del Norte (TLCAN) hoy Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que únicamente sigue beneficiando a las transnacionales agroalimentarias, representadas en México por Grupo GRUMA (la empresa productora de harina de maíz y tortilla más grande del mundo), BACHOCO (la empresa de la industria avícola más grande de México), BIMBO (empresa del 11° hombre más rico de México), CORONA (la cerveza con mayores ventas en el mundo), entre otras.

En el caso del campo, con las reformas al artículo 27 se perdieron las formas de tenencia comunal y ejidal de la tierra ganadas en la Revolución; en otras palabras el campesino se quedó sin tierra para producir. Ahora, si abordamos el caso de los alimentos nutritivos y de calidad, México sigue estando dentro de los países con mayor desnutrición en el mundo, según datos de Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) dados el día mundial de la alimentación: 32% de los mexicanos tenemos problemas de obesidad, 38%, sobrepeso en vías a la obesidad y 20% personas están desnutridas. Con estos datos la respuesta a nuestra pregunta es más que clara, México no tienen ni tantito de soberanía nacional gracias a las políticas neoliberales.

¿Cómo podemos tener soberanía nacional en materia alimentaria?

Algunos dirán que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ya está trabajando en recuperar nuestra soberanía nacional impulsando programas como Producción para el Bienestar o Precios de Garantía y las tiendas SEGALMEX (Seguridad Alimentaria para México), que tienen como objetivo incentivar a los pequeños y medianos productores para la siembra de los granos básicos y la producción de leche. En el caso de las tiendas SEGALMEX (fusión entre LICONSA y DICONSA) se busca tener funcionando más de 36 mil tiendas en todo el país en estos meses.

Sin embargo, vemos que en los hechos estos programas no son suficientes, pues ya hasta AMLO dijo que “en la mayoría de las tiendas DICONSA se venden productos a altos precios”. También se ha visto que para disminuir las importaciones de maíz el gobierno ha hecho convenios con empresas como Grupo GRUMA que mencionábamos arriba fueron las beneficiadas con las políticas neoliberales y hoy se “comprometen a comprar maíz a productores mexicanos”. Sin embargo, si investigamos un poco resulta que el dueño de grupo GRUMA es Juan A. González Moreno, el 7° hombre más rico de México en este año, quien ahora con el discurso de apoyar a la recuperación de la soberanía alimentaria busca seguir incrementado su fortuna que asciende a los 1400 millones de dólares.

Como OLEP proponemos en los puntos números 3 y 8 de nuestro Programa Mínimo de Lucha, entre otras cosas, la recuperación de la tierra a través de la derogación de las reformas al artículo 27 constitucional, para que de esta manera el pueblo mexicano destine esas tierras a los campesinos que se quedaron sin ellas, y que de forma colectiva se impulse una producción sostenible y ecológica, que no afecte a las futuras generaciones, de acuerdo con las necesidades del pueblo, para que éste tenga accesibilidad a los productos alimenticios más básicos. Además, que se acabe con los tratados que nos mantienen en constante dependencia, como el T-MEC, y que se deje de beneficiar a las grandes agroindustrias, que únicamente se enriquecen con nuestra alimentación. En pocas palabras, tenemos que organizarnos y luchar contra el neoliberalismo y contra el capitalismo para tener una vida digna, tenemos que luchar por la tierra, el medio ambiente, la democracia y el socialismo.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la portada del No. 48 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Noviembre-Diciembre, 2019.

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