Coppel: Testimonios de la explotación. Desigualdad y avaricia

x OLEP/Fragua

ANTES DE QUE INICIARAN las campañas presidenciales del 2018, varios empresarios hicieron de todo con la intención de que “el peligro para México” no llegara a la presidencia del país. Entre el grupo de opositores se encontraban los dueños de la cadena de tiendas departamentales Coppel. La cadena de tiendas trató de persuadir a sus trabajadores para que no votaran por el candidato de Morena y para ello, dio muchos talleres y pláticas sobre economía, monopolios y diversos temas económicos y sociales. En ocasiones, a los empleados se les entregaba un pequeño libro titulado IDEAS Y REFLEXIONES SOBRE ECONOMÍA escrito por Enrique Coppel Luken, exdirector de la cadena de tiendas. En dicho trabajo Luken habla, entre otras cosas, sobre el populismo de Andrés Manuel López Obrador y sustenta, siguiendo los trabajos del historiador Enrique Krauze, entre otros, que el populismo de AMLO nos llevaría al desastre. Sin embargo, en tiempos de Covid-19, la avaricia de Coppel y de otros capitalistas, como Salinas Pliego, está poniendo en riesgo no solamente a miles de personas que trabajan diariamente para ellos, sino que también al pueblo en general. La pandemia trajo consigo despidos masivos injustificados, reducción de salarios mínimos y más desempleo. La gente que se niega a parar de trabajar se pregunta ¿Cómo podemos dejar de trabajar si de eso vivimos? ¿Con qué dinero vamos a comer si dejamos de vender? La mayoría de quienes se niegan a dejar de trabajar son personas que siempre han pertenecido al trabajo informal y cuestionan la negativa de las grandes empresas a dejar de laborar. ¿Por qué yo debo dejar de trabajar y ellos siguen?

Trabajador 1

La tienda se niega a cerrar, nos están poniendo a trabajar por mitad, unos trabajan quince días y los otros descansan y luego viceversa. Nos dicen “van a trabajar así para guardar distancia y evitar contagios”. Según dice el gobierno que solamente permanecerán abiertos los negocios que sean de primera necesidad, claro el banco a lo mejor sí es primera necesidad, pero la tienda no creo. Todos los días entran cientos de personas a comprar, a pasar el tiempo y no hacen nada para evitarlo. El otro día un compañero de trabajo se puso muy mal, comenzó a tener escalofrío, le dolió todo el cuerpo y la cabeza. De la nada surgieron los síntomas, en la mañana estaba bien y a medio día ya estaba pálido y sin poder siquiera mantenerse en pie. Se fue al médico y regresó a la salida, tenía que estar presente para cerrar cortes. Nosotros estábamos muy asustados, pensamos que tenía coronavirus. Al siguiente día comenzó a sentirse peor. Pero para desgracia estaba el coordinador de la zona, el mero jefe. Y por más que veía que mi compañero estaba muy mal no lo dejaba salir al médico, le dijo “no es nada grave hay que trabajar”, ¿y si era coronavirus? Estaba arriesgando la vida de mi compañero y no solamente la de él sino la de todos nosotros que estábamos cerca, compañeros y clientes. Afortunadamente no era coronavirus sino una fuerte infección del estómago. Pero si hubiera sido el coronavirus ahorita a lo mejor estuviéramos contagiados. Damos gracias que no pasó eso, pero imaginen si mi compañero es jefe en la tienda y no lo dejaban ir al médico, ahora imagínense nosotros que somos cajeros y que en la lógica del patrón somos más fáciles de remplazar, ¡nos dejarían morir! y nos dejaríamos matar por un salario más o menos bueno. Pero si no trabajamos ¿qué comemos? Y más en tiempos de crisis como ahora.

Trabajador 2

Por tener trabajo me siento agradecida, aparte de que somos afortunados: porque tenemos un salario seguro cada quincena cuando hay miles de personas que no tienen ni qué comer y están desempleadas. Pero dicen los encargados que pasando la contingencia van a recortar personal, “por ahora no porque nos multan, pero terminando todo esto van a despedir gente” y por si fuera poco a los que se salven del recorte les va a tocar trabajar una hora diaria más al día “para recuperar lo que se perdió”.

De esta manera se la viven, en tiempos de Covid-19, obreros del área “formal” del trabajo, los que, sin duda, tuvieron suerte de tener un trabajo “seguro”. Mientras que la mayoría de los trabajadores se encuentran en peores condiciones. Debemos de mirar en las calles, en los lugares comunes, a todos aquellos que son nuestros espejos y que están pasando por lo que nosotros podemos pasar en algún momento. Tenemos que actuar y no seguir permitiendo todos estos abusos que se cometen a diario en contra el pueblo trabajador. Debemos defender nuestros derechos laborales y luchar por una vida digna, un futuro mejor y por un socialismo real.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección Testimonio Proletario del No. 54 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), junio, 2020.

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