Imperialismo, revoluciones de colores y feminismo

x  Nicola Hadwa y Silvia Domenech

El imperialismo notoriamente en decadencia y en su afán de crear un nuevo orden mundial funcional a sus intereses de dominio y siempre dependiente de su poder y control, ante los indicios de deseos de independencia y libertad de los países principalmente de los denominados del tercer mundo, va retardando y desvirtuando las verdaderas contradicciones sociales propias de un sistema capitalista que hace que las sociedades se fragmenten y sean dependientes de un sistema internacional controlado por los elementos que conforman este imperialismo, el capital industrial, financiero, el sistema bancario y de este, todo un sistema de comercio internacional, el control de las tecnologías y desarrollo de la ciencia adaptadas al sistema productivo etc. Hace que las organizaciones internas de todo el sistema de cada país sean acorde y surge de las estructuras afines a este sistema internacional asimismo su propia organización y estructura social.

En la búsqueda de la independencia y libertad del dominio imperial han nacido nuevas formas y alianzas de lucha antimperialista entre países de todos los continentes, plagados de bases militares de dominio norteamericano cuales gendarmes vigilan y observan los sucesos internos de estos países principalmente de aquellos en desarrollo. Podemos identificar en América Latina, África, Asia Occidental y Central organizaciones de países que desafían el dominio de este imperialismo y la dependencia de las estructuras de sometimiento en todos los ámbitos, comercial, bancario, tecnológico, militar y financiero, entre otras formas de dominio y principalmente usurpación de los recursos naturales.

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No es una guerra de Rusia contra Ucrania, sino de EEUU contra Europa (incluida Rusia)

x Julio García Camarero

Los dirigentes de la UE son unos TRAIDORES (vendidos al asesino de Europa, los EE.UU.), como pueden ser todos los mandatarios de los países de la UE y sobre todo los nazis Ursula Vonder Layen y Josep Borrell, que en su traición están ayudando a Biden a empobrecer y destrozar Europa.

Por otra parte, LOS VASALLOS europeos están zombificados por el poder mediático del neoliberalismo global (comandado por los EE. UU.), con un “síndrome de Estocolmo”, pues estos VASALLOS europeos son admiradores de su asesino USA. Y además están archiconvencidos de encontrarse en una «democracia» insustituible, aunque en realidad sea opresora y suicida para la inmensa mayoría. Pero la opinión pública está en la inopia, es decir en la opinión mediática.

Y sucede que una guerra que parece de Rusia contra Ucrania en realidad es de EE. UU. contra la UE, porque USA y su brazo armado la OTAN, quieren destrozar (“balcanizándola”) a Europa entera, igual que destrozaron Yugoslavia [1]. De esta forma USA elimina a un competidor (la UE) y la convierte en una región muy débil y más fácilmente manipulable, explotable y esclavizable.

Mientras, prosigue el “síndrome de Estocolmo” en los VASALLOS “democráticos” europeos atontados (zombificados por el poder mediático) que ya están votando masivamente al nazi-fascismo; eso sí, “democráticamente”. Zombificados a base de mentiras como que lo bueno e irrenunciable es el crecimiento oligárquico o como pueda ser la rusofobia, esto último es algo que le resulta muy rentable y útil a EE. UU. para conseguir el consumo de gas licuado made in USA y también para facilitar la balcanización de toda Europa.

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Geopolítica del litio 2022. Una nueva amenaza para América Latina

x Federico Nacif

Los objetivos geopolíticos de Estados Unidos suelen traducirse en grandes cruzadas civilizatorias, siempre sustentadas en leyes internas de pretendido alcance universal.

Tal como describió recientemente el experto en relaciones internacionales Juan Tokatlian, mientras que en los años ‘90 se auto-asignó el papel de “cruzado internacional en materia de drogas”, después de los atentados a las Torres Gemelas de 2001 se lanzó a la lucha global “contra el terrorismo” y ahora, en medio de la actual confrontación con el eje China-Rusia, se proyecta como el “fiscal internacional en materia de corrupción”, para justificar lo que identifica como la lucha de “las democracias contra las autocracias”.

Al igual que en el pasado, la relación entre la nueva cruzada anticorrupción y la geopolítica de los recursos naturales no es un secreto. En el marco de la “Estrategia de Estados Unidos para Combatir la Corrupción” lanzada por Joe Biden en diciembre de 2021, la Oficina de Recursos Energéticos del Departamento de Estado asumió la responsabilidad de la “Iniciativa de Transparencia sobre Industrias Extractivas” que, entre otras cosas, busca “combatir la corrupción en los sectores globales de gas, petróleo y minería”.

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Hacia una nueva globalización

x Juan J. Paz-y-Miño Cepeda 

Históricamente cabe considerar cuatro momentos de “globalización” del mundo.

El primero ocurre a inicios del siglo XVI, como consecuencia de la conquista y colonización de América. Europa pasó a ser el centro de la acumulación originaria o primitiva de capitales y España la potencia hegemónica. El mercantilismo de la época impulsó un activo comercio en beneficio de las metrópolis, al mismo tiempo que sentó una serie de precondiciones para la dependencia y el subdesarrollo de los países coloniales, como ocurrió con América Latina.

El segundo nace con la primera revolución industrial (máquina de vapor, industria), desde la segunda mitad del siglo XVIII, con la que se consolidó el sistema capitalista en Europa y los EEUU, bajo la hegemonía mundial de la Gran Bretaña. Los países latinoamericanos lograron la independencia frente a España y Portugal a inicios del siglo XIX, pero no despegó el capitalismo en los nacientes Estados-nacionales de la región. En ellos se consolidaron economías pre-capitalistas, basadas en el sector primario exportador, dominios oligárquicos y superexplotación interna de trabajadores, particularmente campesinos e indígenas, sujetos a formas serviles de relación laboral, que enriquecieron a reducidos grupos familiares y sociales. El mercado internacional benefició la industrialización europea, mientras los pocos recursos exportables latinoamericanos se sujetaron a los precios y a la demanda de los países centrales.

El tercero, a inicios del siglo XX, resultó de la segunda revolución industrial (petróleo y electricidad), que impulsó el nacimiento de gigantes empresas monopolistas y con ellas el auge del imperialismo como nueva fase del capitalismo. Los EEUU pasaron a ser la potencia hegemónica mundial y sus intereses, con la aplicación del monroísmo (“América para los americanos”), condicionaron a las economías latinoamericanas, cuyo despegue capitalista (exceptuando México, Brasil, Argentina) prácticamente ocurre a mediados del siglo XX.

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Mundo unipolar o multipolar

x Marcelo Colussi

“¿Por qué no te callas?” Rey Juan Carlos I, dirigiéndose a Hugo Chávez

Occidente tomó su posición por el robo a otros pueblos”. Vladimir Putin

El ideario socialista que atravesó todo el siglo XX y dio como resultado algunos procesos revolucionarios triunfantes –los primeros de la historia: Rusia, China, Cuba, Vietnam, Corea, Nicaragua– hoy día parece (o, en todo caso, lo quieren hacer parecer) como vetusto, inaplicable, condenado al museo. Pero no es así, pues las injusticias estructurales que lo hicieron brotar en el siglo XIX se mantienen inalterables. Si el socialismo es un grito de protesta ante las injusticias, por supuesto que sigue siendo válido, absolutamente vigente. Que las primeras experiencias socialistas presentaran problemas no lo descalifican. El capitalismo mata en el mundo 20,000 personas diarias por hambre: ¿no es para refutarlo? O más aún: ¿para cambiarlo completamente de una buena vez?

Marx y Engels, cuando reflexionaban sobre el sistema capitalista, pensaron en un proceso que no siguió exactamente como se tenía concebido en la segunda mitad del siglo XIX: el proletariado industrial urbano no terminó siendo la chispa que revolucionaría el mundo. En los países más desarrollados, un pequeño puñado del Norte, gracias justamente al crecimiento económico, sus trabajadores fueron teniendo un creciente nivel de vida; por tanto, la revolución socialista fue saliendo de agenda. En el Sur, más atrasado comparativamente, luego de esas primeras experiencias mencionadas –donde fueron procesos campesinos más que de organizaciones obreras urbanas–, la represión de estas últimas décadas y los planes neoliberales fueron sacando de agenda la idea de revolución socialista. Pero el socialismo sigue siendo la salida para tantas penurias de la humanidad. Si algunos comen demasiado bien en el Norte, es porque en el Sur el hambre es la constante. Qué nos espera si no llegamos a una sociedad de mayor justicia: ¿la catástrofe medioambiental, la devastadora guerra nuclear? “Socialismo o barbarie”, decía Rosa Luxemburgo. Parece que sí…; si no: el final de la especie está a la vuelta de la esquina.

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La guerra obliga a la UE a poner sus ojos, nuevamente, en Latinoamérica

x Isabella Arria

La Comisión Europea lo tiene claro y lazó la alerta a sus miembros: El espacio que Europa va dejando libre lo ocupan rápidamente Rusia y, sobre todo, China. Lo cierto es que la guerra en Ucrania dejó a la intemperie el predicamento menguante de la Unión Europea y de Estados Unidos en el escenario internacional, especialmente, en África y en Latinoamérica.

Tras meses de guerra, los estrategas europeos saben que estos son dos bloques que en se resisten a secundar la ofensiva diplomática de Bruselas y Washington contra Rusia, y en muchos casos incluso la rechazan abiertamente.

En 1992, el Tratado de Maastricht confírió a la Unión Europea (UE) la tarea de desarrollar una política exterior y de seguridad común (PESC). Partiendo de esta última, el Documento básico sobre las relaciones de la Unión Europea con América Latina y el Caribe, del Consejo Europeo, tenía por finalidad reafirmar el compromiso sostenido de Europa de ampliar y profundizar las relaciones con sus socios de la región americana.

Treinta años después, un documento de la Comisión Europea insta ahora a los socios de la UE a dar un salto cualitativo en la relación con Latinoamérica, donde, además, tiene la competencia histórica de Estados Unidos, que sigue considerando a la región como su patio trasero, indistintamente con gobiernos republicanos o demócratas.

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Estados Unidos y la geopolítica mundial

x Luis Britto García

La batalla entre globalistas y aislacionistas fractura el pilar central de la hegemonía imperial, la propia integridad y unidad territorial de Estados Unidos.

1 – Soporte estratégico de la hegemonía estadounidense es su ejército. Con 1.325.000 efectivos y una reserva de 1.500.000,  ocupa unas 900 bases alrededor del mundo, y para 2022 consume un presupuesto de 840.000 millones de dólares, más de la mitad del total del gasto armamentista   planetario (https://www.telesurtv.net › news › eeuu-propone-millon…). Repetidamente  derrotado   por países aparentemente más débiles, como Corea, Vietnam y Afganistán, sus armamentos han sido superados tecnológicamente por Rusia y China. Desde que la conscripción se hizo voluntaria, se le dificulta reclutar efectivos. Siguiendo el patrón recurrente de los imperios en decadencia, depende  cada vez más de contratistas mercenarios o aliados militares esencialmente foráneos, como la OTAN o el AUKUS (Australia, Reino Unido, Estados Unidos).

2 – El mayor pilar de la hegemonía estadounidense era el económico, con un PIB que alguna vez fue el mayor del mundo, pero que ahora es superado ampliamente por el de China; equivale a  su Deuda Externa y es aquejado por una crónica balanza comercial desfavorable. En los años sesenta, la manufactura reportaba 25 % del PIB; ahora, apenas el 11% de éste, debido a lo cual cinco millones de puestos de trabajo han desaparecido desde comienzos del siglo. En 2019, Estados Unidos producía 10.8 millones de vehículos, y China 25,7 millones (Martyanov: Disintegration: Indicators of the Coming American Collapse, Clarity Press Inc). Añadamos que sus reservas de hidrocarburos, al nivel de consumo actual, alcanzan apenas para unos 8 años.

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La OTAN va a por el mercado mundial de armas

x Daniel Kersffeld

Toda guerra implica una mayor acumulación de ganancias para aquellas empresas y corporaciones dedicadas a la fabricación y exportación de armamento. El actual conflicto entre Rusia y Ucrania no es la excepción, pero además aquí se agrega la búsqueda deliberada de reemplazar a uno de los actores de su papel como segunda potencia exportadora de armas a nivel global.

Dentro de las empresas armamentistas que más vienen recaudando se encuentra la estadounidense Lookheed Martin Corporation. Sus ventas aumentaron más de un 26% desde principios de año y su beneficio neto en el primer trimestre ha sido de casi 2 mil millones de dólares. Se espera que sus ventas aumenten significativamente durante el actual y el próximo trimestre.

Raytheon, otro de los gigantes armamentísticos de EEUU, se ha especializado en la fabricación de misiles supersónicos: de hecho, la bazuca antitanque Javelin (en colaboración con Lockheed Martin), se ha convertido en uno de los símbolos del ejército ucraniano. Su cotización ha subido más de un 10% en la bolsa desde enero pasado.

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¿Crisis accidental?

x  Michael Welch / Michael Hudson

Global Research: Estamos viendo hoy cómo la OTAN está aunándose en torno al llamamiento de EEUU para sancionar a Rusia, incluyendo su exclusión del sistema SWIFT. Están siendo golpeados con sanciones para dañar, «sanciones infernales» como diría el presidente Biden, y no parece que esté funcionando. Pero las sanciones están volviendo como un bumerán y golpeando muy duramente a la UE y a los EEUU con subidas de precios de alimentos, fertilizantes, petróleo y gas. Pareciera que están provocando la agresión rusa, como si le hubieran obligado a hacerlo.

Sabemos que esto no es cierto, es decir, es algo en lo que han estado trabajando todo este tiempo. Pero, ¿cuál era realmente el objetivo estratégico de provocar a Rusia para que fuera a una guerra de sanciones con Ucrania? ¿Preveían que Rusia pediría clemencia o hay algo más en juego?

Michael Hudson: Creo que es justo lo contrario de lo que has dicho. La guerra no es contra Rusia. La guerra no es contra Ucrania. La guerra es contra Europa y Alemania. El propósito de las sanciones es impedir que Europa y otros aliados aumenten su comercio y sus inversiones con Rusia y China, porque EEUU vio que el centro del crecimiento mundial no está en Norteamérica ahora que se está desindustrializando. Seguir las políticas neoliberales desde la década de los 80 ha terminado por vaciar la economía estadounidense. ¿Y cómo diablos puede EEUU mantener la prosperidad si ha perdido la capacidad de crear riqueza?

La única forma de mantener la prosperidad si no se puede crear en casa es obtenerla del exterior. Y el intento, desde hace un año, del presidente Biden y de los neoconservadores estadounidenses, fue bloquear el Nord Stream 2, y en su defecto, bloquear todo el comercio energético y de otro tipo con Rusia; para que EEUU pudiera monopolizarlo por sí mismo. Una de las principales herramientas de los últimos cien años de control de la economía mundial por parte de EEUU ha sido la industria del petróleo, controlando así el comercio mundial de energía. La energía es la clave del PIB, de la productividad de todos los países, y la idea de que el comercio energético saliera del control de EEUU y entrara en el de otros países amenazaba la capacidad de EEUU de desactivar a otros países.

Así que la provocación de la guerra en Ucrania y la provocación de una respuesta por parte de EEUU ha permitido a este país decir: “miren lo mal que lo está haciendo Rusia, se está defendiendo”. Defenderse contra EEUU es una declaración de guerra, porque eso significa que se está rompiendo con el sistema dolarizado, y con ello, la posibilidad de que otros países se liberaran fue vista por los EEUU como un desafío a su capacidad de dictar políticas y de utilizar la diplomacia del dólar para hacerse con el control de sus posiciones de liderazgo.

El temor de los EEUU, por supuesto, es que el movimiento ecologista sea capaz de moverse para detener el calentamiento global mediante la reducción del uso de los combustibles de carbón, el petróleo y el gas. Así, al crear esta crisis en Europa, los EEUU en gran medida… basan su política exterior en la aceleración del calentamiento global; acelerando la utilización del carbón y del petróleo como los combustibles del futuro. Creo que el presidente Biden hoy está en Polonia prometiendo que reemplazará el petróleo ruso por carbón polaco. Y por carbón americano, por eso el presidente Biden tiene al senador Manchin, del lobby de la industria del carbón, como presidente de la Comisión de Energía y Recursos Naturales del Senado..

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Suecia y Finlandia en la OTAN: una transfusión de sangre a un moribundo

x Alberto Cruz

Que es una amenaza para Rusia es evidente, pero relativa. Que no es una revitalización de la OTAN, esa a la que el presidente francés, Macron, se refirió hace algo más de un año como que estaba en “muerte cerebral”, es algo que tiene mucho que ver con lo que está ocurriendo en Ucrania y que no es alentador para quienes la impulsan.

Así que, por partes.

Como ocurre siempre, nos quedamos mirando el dedo cuando lo que hay que mirar es la luna. Por lo tanto, hay que mirar más allá, mucho más allá de esta posible incorporación porque Ucrania no es la razón sino la excusa. Porque la decisión de ampliar la OTAN por el norte helado de Europa no tiene nada que ver con la estepa ucraniana. Viene de mucho antes, y tiene una palabra que lo explica: Ártico.

El control del Ártico, donde Rusia está trabajando muy denodadamente y tiene grandes infraestructuras, sobre todo gasísticas, lleva años siendo un «dolor de cabeza» para la OTAN e, implícitamente, así lo ha reconocido el presidente de Finlandia al afirmar que Rusia no tiene ningún plan para atacar a su país, pero que «hay otras cosas».

Esas otras cosas son monetarias. Porque desde hace años EEUU viene protestando ante Finlandia porque este país es donde se construye una parte de los rompehielos que tiene Rusia en funcionamiento para trabajar en el Ártico. Por lo tanto, Finlandia no entra en la OTAN por ideología, ni porque se sienta amenazada, sino por la cartera. Porque se asegura, y pronto lo veremos, un suculento contrato para la construcción de la flota de rompehielos de la OTAN, que ahora es inexistente.

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